“Nuestro oficio es la pizza”, dice el lema de Barro. Y ese mensaje, aparentemente sencillo, es una profunda declaración de principios, un modo de ser. Porque la palabra oficio encarna tradición, esfuerzo, experiencia, y eso es precisamente lo que representa esta pizzería de El Retiro.
Adriana Zelaya, su dueña, así lo expresa: “Barro es el principio de un gran proyecto que empecé hace varios años, cuando decidí estudiar una Maestría en Gestión Cultural en Barcelona, y mi trabajo de grado fue recuperar los oficios tradicionales en El Retiro, el municipio en el que mi padre había armado un gran taller de carpintería, después de trabajar durante muchos años en una empresa multinacional”.
De origen hondureño, su padre llegó a Colombia a trabajar como representante de su empresa, y se enamoró de una guarceña. Compró una antigua casa de El Retiro que había alojado al colegio femenino María Auxiliadora y que amenazaba ruina. La restauró, la habitó y la convirtió en el lugar de trabajo suyo y de otras personas.
Su hija Adriana, arquitecta, lo convenció de convertir este gran espacio en un eje cultural del municipio. Años después, el edificio alberga a la pizzería Barro, pero también a Taller de Hierbas, Tigre de Salón, Casa Ensō y Alado, grandes emprendimientos que le apuestan a la sostenibilidad, al diseño y a la cultura. “Todos ellos son aliados de este proyecto, y me han ayudado a ir creando una especie de distrito cultural, en el que todos hablamos el mismo lenguaje”.
Artes y oficios
La pizzería Barro se gestó en la época de la pandemia, y nació en agosto de 2021. Desde el principio, se decidió trabajar con jóvenes de El Retiro, proporcionarles un primer empleo y capacitarlos en temas de restauración y servicio de bar, mientras los animaban a estudiar. La propuesta ha sido exitosa, tanto para los dueños y empleados como para El Retiro, donde Barro se ha unido a la gran oferta gastronómica que ha florecido en los últimos años, y que recibe cientos de turistas cada fin de semana.
Como dice Adriana Zelaya, “el proyecto continúa, porque lo que nos soñamos es montar una escuela de artes y oficios, para ayudar a conservar la tradición de la carpintería, que es tan importante en nuestro municipio, y, por otro lado, impulsar la música, como patrimonio cultural de los guarceños”.
Por eso, ir a Barro es conectarse con el patrimonio arquitectónico, con la riqueza de la madera y la cerámica, con los conciertos, y, por supuesto, con una deliciosa y cuidada gastronomía. Por algo será que, tres años después de inaugurada, en esta pizzería siempre hay comensales dispuestos a hacer fila.
PIZZA Y CULTURA
El antiguo conjunto arquitectónico del colegio de María Auxiliadora tiene espacios suficientes para albergar
la pizzería Barro y para ofrecer conciertos y talleres culturales de alto nivel. Todos los viernes hay música en vivo; y, todos los sábados, un taller de pintura con el artista Óscar Jaramillo. De cuando en cuando,
hay talleres de diseño con los de Alado y conciertos especiales con el músico Andrés Posada. Para consultar la programación cultural o reservar una mesa: https://www.barropizzeria.com/
Adriana Zelaya, propietaria.
“El proyecto continúa, porque lo que nos soñamos es montar una escuela de artes y oficios, para ayudar a conservar la tradición de la carpintería, que es tan importante en nuestro Municipio, y, por otro lado, impulsar la música, como patrimonio cultural de los guarceños”.