/ Carolina Zuleta
Al ver los discursos de los políticos de Estados Unidos en los últimos días he notado que, a pesar de sus diferencias, todos se refieren a una meta común: el sueño americano. El sueño americano habla de tener un país donde cualquier ciudadano, sin importar las circunstancias en que nazca, tenga las oportunidades para construir la vida que desea. Esto me ha llevado a pensar en el sueño colombiano, y creo que lo que todos queremos en este momento es la paz.
Queremos sentirnos seguros al salir de nuestras casas. Queremos poder dormir tranquilos. Queremos que se extinga el miedo a que nos roben, nos secuestren o nos maten. Queremos parar de sentir el dolor de perder a más ciudadanos por la violencia. Queremos que las relaciones con los demás ciudadanos de este país sean fundamentadas en el respeto y la tolerancia.
En mi entrenamiento como coach y en mi propia búsqueda para ser una mejor persona, he aprendido muchísimo sobre cómo mejorar las relaciones con otros. Estoy convencida de que cualquier relación se puede sanar, sin importar lo deteriorada que esté, pero el trabajo empieza con uno mismo, al seguir los siguientes pasos: 1. Revisar mi propio comportamiento. Siendo honesto y sincero conmigo, debo revisar qué es lo que he hecho para propiciar que esta relación haya llegado a un estado negativo. Parte de este proceso incluye escuchar al otro sin juzgarlo, entendiendo (aunque no estemos de acuerdo) su punto de vista. 2. Perdonar al otro y a mí mismo por los errores cometidos. 3. Hacer enmiendas. 4. Rediseñar la relación de una manera activa y no pasiva. ¿Cómo queremos que sea esta relación? ¿Qué acuerdos vamos a hacer para que la nueva relación sea como queremos? 5. Seguir los acuerdos.
Un país es el conjunto de un grupo de individuos, por lo tanto los principios que se aplican a un individuo se pueden aplicar a una sociedad; así como mejoramos las relaciones con nuestros seres queridos podemos también mejorar las relaciones entre todos los ciudadanos. Albert Einstein decía: “Los problemas más importantes a los que nos enfrentamos, no pueden resolverse con el mismo nivel de pensamiento que teníamos al crearlos”. Creo que en Colombia es tiempo de cambiar de mentalidad, es hora de empezar a pensar que la paz es posible y que el perdón es el camino.
Antes de descartar este artículo porque crees que el problema es mucho más complicado que una pelea entre amigos, te sugiero que revises tu vida. Se honesto contigo mismo, ¿cómo tus actitudes o comportamientos están contribuyendo a la violencia o a la paz de este país? Y solo por hoy intenta encontrar algo de verdad en lo que están diciendo las personas con las que no estás de acuerdo. No esperes a que el otro cambie. La paz empieza contigo.
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