Si algo nos distingue a los antioqueños es un orgullo inmenso por haber nacido en esta tierra maravillosa que, a pesar de tantos problemas, sigue adelante gracias a gran parte de su gente. No he sido muy partidario de las comparaciones porque poco creo en ciertos títulos como la mujer más bonita del mundo o el mejor restaurante, pues el tema de los gustos es muy personal y abrumadoramente subjetivo. Es más, creo que a veces tantos premios detienen el progreso y cuando uno se siente tan sobrado deja de estudiar y avanzar. Lo importante es que en el tema culinario cada vez estamos mejor, ahí está la Virgen, y la oferta mejora diariamente, de ahí que el sector merezca parte del importante reconocimiento que se le otorgó a la ciudad.
Gente innovadora del gremio estomacal como la que ha montado en los últimos años restaurantes y propuestas de negocios deliciosos y originales: Santa Leña, Milagros, Barbacoa, Chef Burger, Burger Factory, la panadería de Eduardo Madrid, los ahumados de Sergio Ostrovsky, Country Valley, Margaritas del Río, Tucunaré Pique, Mikaela, La Boquería, Artisano, Helados Dolche, Sushi Light, Rusticana, Mystique, Del Aire Skylounge, Le Coq, Bonuar, Lucio, La Legumbrería, Naan, Sr. Sirirí, Vinissimo Tienda de Vinos, Mundo Verde, La Choripanería, El Correo, Verdeo, El Cielo, Niña Juani, Buena Mar, Como Pez en el Agua, Ceres, Aguacate, Nagato y muchos otros que no menciono porque no he tenido oportunidad de conocer pero que nos enorgullecen por sus ofertas extraordinarias. Están a la altura de nuestra creciente cultura gastronómica y se unen a varios que ya son leyenda como Queareparaenamorarte, El Trifásico, La Tienda de Pedro, Piccolo, Pan de Abril, Il Castelo, Frutos del mar, La Casa de Amelia, La Panadería Chipre, La Cava del Inter, Hato Viejo, Asados Exquisitos, Cantaleta, Doña Rosa, San Carbón, El Salón Versalles, Sancho Paisa, La Provincia, Podestá y Casablanca, entre otros.
Por supuesto, a esta lista hay que sumarle montones de héroes anónimos de nuestra cocina criolla y popular, reconocidos ahora por Doña Claudia, la primera dama de la ciudad. Ella se ha dedicado, con un gran equipo de trabajo, a descubrirlos y exaltarlos en una guía gastronómica que próximamente circulará con información de aquellos negocios de barrio, caspetes, y garajes en donde se conserva lo mejor de nuestras costumbres antioqueñas.
Lamentablemente, como digo siempre, también tenemos varios defectos terribles como la falta de colegaje que llega con la competencia desleal, la copialina fruto de la envidia, la incompetencia que desata la guerra de precios, la falta de creatividad, la mediocridad, la pereza, la pobre capacitación, la improvisación y la carencia de identidad. De ahí que gran parte de los nuevos negocios cierren antes de su primer año de operación, aunque hayan empezado con gran ocupación. Tenemos que seguir trabajando para ser más unidos y mejorar aún más.
Frente a tantos bombos y platillos hay que tener cuidado y no olvidar que lo mejor de nuestro oficio es que es mucho más lo que nos falta por aprender que lo que sabemos. Por eso, a aquellos colegas que apenas arrancan, siempre les recomiendo tener cuidado con la arrogancia ya que empezar con el negocio lleno es muy fácil, lo difícil es mantenerse. El sobregiro, los desvelos y los clientes difíciles nos ponen los pies en la tierra para entender que este negocio es una lucha constante a pesar de ser tan divertido. Espero sus comentarios en [email protected]
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