Colombia comparte fronteras terrestres con 5 países: Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil y Panamá. Con los dos primeros, podríamos decir que se ha logrado en los procesos de integración fronteriza establecer una relación muy estrecha entre las comunidades que habitan ambos lados de las fronteras. Con los otros tres, por las barreras naturales, entiéndase espesas selvas, las relaciones no son tan cercanas.
En el caso de Panamá, al que me quiero referir en este artículo, las relaciones fronterizas son casi inexistentes y la mirada de nosotros los antioqueños poco se dirige hacia allí.
Panamá es casi frontera con nuestro departamento. Es un país con todas las posibilidades para ser un gran socio comercial de los antioqueños. Este ha tenido un crecimiento económico promedio en los últimos 5 años del 8%, tiene un ingreso per capita de US$11.849 (versus US$7.044 de Colombia) y es muy notorio el dinamismo de esa economía impulsada por las grandes obras de infraestructura que se han construido en los últimos años, como la ampliación del canal, la nueva vía a Colón, el Metro de Ciudad de Panamá, la ampliación del aeropuerto de Tocumen, entre otros. Hay que tener en cuenta que su población no llega siquiera a los 4 millones de habitantes. Es decir, menos de la que nosotros tenemos en el Valle del Aburrá.
Don Gonzalo Mejia, aquel visionario de nuestra región, quien impulsó la construcción de la carretera al mar, siempre avizoró que está vía sería no solo para el desarrollo de aquellas tierras fértiles de la región de Urabá, sino la manera de conectarnos con el territorio que había sido una provincia más de nuestro país hasta 1903. Y pensó que Colombia debería conectarse a través de un ferry con dicho país.
Hoy, más que nunca, se hace conveniente insistir en esa propuesta. Un ferry, que aprovechando la nueva infraestructura portuaria con la que va a contar el golfo de Urabá y una vía de las 4G que conectará a Medellín con Turbo en solo 4 horas, comunique a nuestro departamento con la ciudad de Colón.
Pensar en la vía panamericana tal como desde el gobierno de Belisario Betancur se había concebido, aquella que llega hoy hasta Lomas Aisladas, en el Chocó, y que está interrumpida, es un proyecto que hay que descartarlo, pues si miramos un mapa de la frontera entre los dos países vamos a encontrar que Panamá la ha blindado a través de la constitución de varios parques naturales, dejando libre apenas un estrecho margen en la Costa Atlántica, que por el obstáculo en que se constituye el delta del río Atrato, haría inviable financieramente ese proyecto.
El ferry sería entonces la solución. En algún momento se intentó hacerlo desde Cartagena, funcionó un tiempo, pero la realidad es que la verdadera carretera panamericana cruza es por nuestro departamento. Operarlo desde Turbo sería la mejor opción. Y no le tengamos miedo a este tipo de transporte marítimo, ya que si por ejemplo miramos un mapa del mar Báltico en Europa nos daremos cuenta de que la comunicación entre los países cuyas costas son bañadas por ese mar, se logra a través de cientos de ferris que circulan por sus aguas todos los días.
Aprovecho para hacerle un llamado al Gobernador Luis Pérez con el fin que evalúe la posibilidad de liderar esta iniciativa de gran relevancia para nuestro departamento. Reunámonos con las autoridades del país vecino y busquemos desde Antioquia concretar esa integración que hemos aplazado por más de un siglo.
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