No hubo una sola persona que no tuviera relación más o menos directa con el narcotráfico. La influencia de Pablo Escobar se extiende hasta los cuartos más oscuros y anónimos de la ciudad.
La metonimia es la figura de lenguaje más notoria en Noticia de un secuestro. La familia Ochoa, una especie de tribu de traficantes conversos, designa por extensión una cultura tradicional con rituales precisos y con “ese ánimo de rezo y de parranda, tan propio de los antioqueños”. Pero hay otra relación metonímica, para la que Medellín es una extensión de Pablo Escobar.
Pablo Escobar está ausente en buena parte del libro. Se omiten los detalles de su muerte. Pero cada situación y cada espacio tienen una relación directa con él. En Medellín los secuestradores se mueven sin problema por las calles. Trasladan a los secuestrados “en taxi a la vista de todo el mundo por el tráfico endiablado del centro comercial”. A diferencia de los de Bogotá, los secuestrados de Medellín tenían contacto permanente con toda clase de gente. Parte del cautiverio de Diana Turbay y Azucena Liévano transcurrió en una “casa amplia y confortable” que “parecía ser la residencia privada de un jefe grande”; allí “llegaban señoras desconocidas que las trataban como parientes y les regalaban medallas y estampas de santos milagrosos para que las ayudaran a salir libres. Llegaron familias enteras con niños y perros que retozaban por los cuartos”. A Hero Bush, los secuestradores y sus amigos lo consideran una celebridad y se toman fotos con él.
Noticia de un secuestro sugiere que la ciudad misma es ese Pablo Escobar que está detrás de los secuestros. Escobar es omnipresente. Está en las alcantarillas, en buses que él mismo conduce, llenos de gente suya. Está incluso en el aire, como el día de su entrega, cuando ni los pájaros volaban.
Hay correspondencia entre la forma como García Márquez se refiere a la ciudad y a Pablo Escobar. Ambos han perdido la brújula moral, ambos tienen razones para ser admirados y compadecidos. Resulta también interesante que el escritor colombiano más reconocido dedique un pasaje a reflexionar sobre el estilo de Escobar en sus comunicados.
Esta relación metafórica nos propone que Pablo Escobar, como personaje que simboliza el narcotráfico, tocó todas las esferas de su ciudad y de la sociedad colombiana. En el caso de Medellín, no hubo una sola persona que no tuviera una relación más o menos directa con el fenómeno del narcotráfico. La influencia de Pablo Escobar se extiende hasta los cuartos más oscuros y anónimos de una ciudad de la que solamente él parecía tener el mapa completo.
* Fragmento de un ensayo incluido en Lecturas cómplices: en busca de García Márquez, Cortázar y Onetti, publicado por la Editorial Universidad de Antioquia.