La ciencia del propósito

Piensa en una persona que quiere ejercitarse corriendo. Podría decir: “Voy a intentar correr tan lejos como pueda”, o podría decir: “Voy a correr 10 km”. Quizás no llegue a su meta, pero cuando intente alcanzar esa distancia específica será más persistente. De eso se trata el propósito, te ayuda a dirigir tus recursos internos y tu energía hacia eso.

Victor Strecher es un investigador de salud pública de la Universidad de Michigan y es conocido por su trabajo pionero en ciencia del comportamiento, salud digital y la ciencia del propósito.

Strecher ha encontrado que las personas con un sentido de propósito autotrascendente emplean estrategias de regulación emocional diferentes a quienes tienen un sentido de propósito más débil. Y cuando se refiere a autotrascendente se refiere a valores que van más allá del yo, como la compasión o la amabilidad con extraños, diferentes a valores hedónicos como los de la riqueza o la  apariencia.

Cuando se habla de estrategias de regulación emocional, algunas como beber alcohol o comer en exceso están asociadas con un sentido de propósito débil. Por otro lado, ver el panorama general, saber que una situación difícil no durará para siempre, salir a caminar en la naturaleza, están asociadas con un fuerte sentido de propósito.

Estos hallazgos están respaldados por la ciencia. Se ha medido la actividad cerebral de estos valores trascendentes y se ha encontrado que las personas con valores trascendentes presentan menor activación en la amígdala, una parte del cerebro relacionada con el miedo y la agresión. Por el contrario, muestran mayor activación en la corteza prefrontal ventromedial, una zona cerebral asociada a la orientación a largo plazo y la proyección hacia el futuro.

Strecher sugiere el siguiente ejercicio para identificar un propósito trascendental:

  1. Identificar valores fundamentales (más allá del dinero o la apariencia).
  1. Afirmarlos escribiendo por qué son importantes, ayuda a confirmar si es lo que realmente queremos y nos mueve
  1. Pensar en un legado que deseamos dejar y cómo podemos llegar a ser “buenos ancestros”.
  1. Alinear las acciones diarias con el propósito

El propósito no es un lujo ni se trata sólo de una ayuda de superación personal, un tema religioso o espiritual. Se trata de una necesidad vital para la salud física y mental. Las personas con un fuerte sentido de propósito son más resilientes y experimentan mayor energía y fuerza de voluntad. Detenerse a pensar y concretar nuestros propósitos trascendentes puede ser una muy buena estrategia para disfrutar más la experiencia de la vida.

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