/ Juan Carlos Vélez Uribe
Recientemente conocimos un estudio publicado en el periódico El Tiempo bastante preocupante sobre la accidentalidad de los motociclistas en el país. Decía cosas como que mientras en el mundo los motociclistas ponen el 25 por ciento de los muertos en choques, en Colombia son el 44 por ciento. Durante este año y hasta la primera semana de septiembre, fallecieron en accidentes de tránsito casi 1.600 motociclistas y quedaron heridos cerca de 14 mil. Ello significa que Colombia es el país de América Latina con más alta mortalidad de este grupo de conductores, con 3.6 muertes por cada 100 mil habitantes, seguido de Brasil, con 2.9. Durante ese mismo periodo, en Medellín fallecieron 47 motociclistas y resultaron heridos 5.313, según la Secretaría de Movilidad de la ciudad.
Estas cifras son altamente preocupantes y ameritan decisiones de carácter gubernamental con el propósito de disminuirlas y evitar que la accidentalidad de los conductores de moto pueda ser considerada como una epidemia, pues podríamos llegar a superar las 2.000 víctimas fatales este año en el país.
Las causas de esta accidentalidad son múltiples. Se dice que una de las principales es la falta de preparación y capacitación de los motociclistas; la impericia y la imprudencia ocasionan la mayoría de los accidentes. Es inaudito que una persona que no ha tenido experiencia en el manejo de una motocicleta, prácticamente una vez la adquiere comienza a conducirla, pues solo se requiere 20 horas de práctica; lo grave es que, según lo afirma el periódico El Tiempo, de las 1.600 personas que diariamente adquieren una moto, 600 mil al año, apenas el 40 por ciento había manejado alguna vez este tipo de vehículo.
Es necesario iniciar una campaña preventiva a nivel nacional, y, por qué no, también en nuestra ciudad. Debe exigirse a las escuelas de conducción que cuenten con un centro de capacitación para los motociclistas de las mejores especificaciones porque, según tenemos entendido, solo existe uno en la ciudad de Medellín, el cual sería el único del país. Para la renovación del pase de conducción de los motociclistas se deberían hacer unos exámenes muy rigurosos y establecer unos requisitos más estrictos para la consecución de la licencia por primera vez. También hacer más controles a la velocidad con que se circula por los centros urbanos, al uso del casco, pero, sobre todo, al tipo y calidad del mismo, pues según el Fondo de Prevención Vial “cuatro de cada diez de los motociclistas que mueren en accidentes se habrían salvado si su cabeza hubiera estado mejor protegida”.
Por qué no empezar también a pensar en carriles exclusivos para los motociclistas o reservar la parte posterior de las vías en los cruces semaforizados, como ocurre en algunos países asiáticos, lo que sería otra manera de separar a las motos de los carros.
Es necesario que las autoridades municipales asuman de veras el compromiso de disminuir la accidentalidad de los motociclistas a través de una estrategia pedagógica de gran impacto y para ello deberán contar con el acompañamiento de las ensambladoras y comercializadoras de motos del país.
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