Julio, hoy te quiero enseñar a Buenos Aires
Y si de música se trata, en menos de dos meses se reabrirá el Teatro Colón que está siendo restaurado a su condición original y que está considerado como una de las mejores salas del mundo
El domingo 21 recibí un mensaje de Álvaro Molina, mientras me tomaba el primer café del día temprano en la mañana, en el me decía estas tres palabras “se fue Julio”; mi pensamiento se transportó a la primera y última vez en que ví a Julio, cuando hace tres años estuve de visita en Medellín y compartimos un almuerzo en Casa Molina.
Mi recuerdo de él es y será importante y permanente: sin conocerme me invitó a escribir en el periódico, atendiendo a una insinuación de Álvaro Molina. A partir de mi primer artículo generamos una relación de aprecio y confianza que se fortaleció y perduró a lo largo de los años mediante mensajes y conversaciones telefónicas. Julio me dio el inmenso regalo de tener una columna de opinión sobre la buena mesa y la cocina, temas que durante mi vida han sido mi pasión.
En ese almuerzo y cuando hablábamos por el teléfono conversábamos sobre un programa que al final se le quedó trunco: Una visita a Buenos Aires.
Hoy le escribo a Julio guiándolo sucintamente por esa ciudad maravillosa que tanto deseó conocer.
Describir a Buenos Aires es casi imposible, cuando a fines del siglo 19 las ciudades de Colombia eran villorrios, ya Buenos Aires era una gran ciudad, que alumbraba y deslumbraba a los emigrantes que huían desde Europa en busca de mejores oportunidades para sus vidas.
Los barcos con emigrantes partían con dos destinos desde los puertos europeos: Nueva York y Buenos Aires, y para los que se iban en ellos cualquiera de los dos destinos era igual, iban en busca de una vida mejor.
Y así fue como Buenos Aires se llenó de cientos de miles de españoles, italianos, polacos, rusos, croatas, armenios, sirios, libaneses, galeses, etc, los que se conjugaron con los criollos descendientes de generaciones anteriores de españoles y nativos y conformaron una sociedad diversa, vibrante, igualitaria y llena de oportunidades.
Así como Colombia ha tenido una influencia cultural con Estados Unidos, Argentina la tuvo con Europa. Los últimos años del Siglo 19 y los primeros del 20 hicieron confluir una inmensa riqueza en Buenos Aires, que se tradujo en la conformación de una ciudad monumental con palacios, edificios, plazas y parques inspirados especialmente en París y Madrid.
Esta infraestructura fue complementada con altos niveles de escolaridad, educación y salud, que fueron promovidos por el Estado y que dieron como resultado a una sociedad con una vida cultural muy rica, variada y llena de oportunidades.
Entonces querido Julio, se creó una ciudad donde todo era y es posible y que siempre está a tu disposición; los límites serán tus deseos específicos, el tiempo que tengas disponible y el dinero en tu bolsillo.
Si te gusta disfrutar de una buena conversación, cualquier café o confitería de los que encontrarás prácticamente en cualquier esquina de la ciudad, te da la oportunidad de sentarte en ellos y disfrutar por horas y horas de su ambiente bohemio y distendido.
¿Querés leer? Te llevaré a una de las librerías más hermosas del mundo, construida en lo que fue uno de los grandes teatros de la ciudad, en ella podrás seleccionar un libro, sentarte en un palco y disfrutar de su lectura por horas, y todo esto será gratuito, cuando decidas salir dejarás el libro donde lo encontraste y nadie te dirá nada. También podrás visitar cualquiera de las librerías de la Calle Corrientes que permanecen abiertas hasta casi el amanecer o visitar las librerías de anticuarios llenas de joyas indescriptibles, o a las casas de música abarrotadas de los discos y artistas más inverosímiles.
¿Querés ir al cine?, vas a encontrar más de 50 salas donde presentan lo mejor de la cinematografía mundial, y si deseas ir al teatro vas a encontrar para todos los gustos desde music hall, hasta teatro de bolsillo en pequeños teatros intimistas regados por los barrios de la capital.
Y qué tal una visita a los museos de arte y centros culturales de la ciudad, donde podrás apreciar desde obras de los grandes maestros hasta las últimas expresiones contemporáneas; y si de música se trata, en menos de dos meses se reabrirá el Teatro Colón que está siendo restaurado a su condición original y que está considerado como una de las mejores salas del mundo, pero también encontraremos espectáculos o conciertos con excelentes intérpretes, grupos y orquestas, eso sin nombrar a los grandes artistas que periódicamente recalan en Buenos Aires como una parada de sus giras mundiales.
Y todavía nos quedan por recorrer la Boca y Caminito, los bosques de Palermo, la Plaza y la Avenida de Mayo, el Obelisco, el mercado de anticuarios de San Telmo, las antiguas plazas barriales de mercado, las casas de Tango y Milonga, las calles Florida y Santa Fe, la Recoleta y una lista interminable de sitios y lugares emblemáticos que te iré mostrando y descubriendo poco a poco.
Y otro día te comentaré sobre lo que se supone que conozco: ¡La buena mesa y la gastronomía porteña!
Gracias Julio por lo que me has dado, ¡estoy seguro de reencontrarte en otra vuelta de tuerca de la vida!
Buenos Aires marzo de 2010.
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