Ahora puedo decir lo valiosas que son las influencias y sobre todo el haber tenido a esa persona que, no solo con la introducción al mundo gastronómico, sino con su apoyo para estudiar lo que quise y donde quise, me permiten tener claro lo que deseo proyectar a través de mi trabajo.
Mis recuerdos culinarios de infancia siempre están ligados a la relación con mi padre. Fue él quien me introdujo a un mundo nuevo de sabores, olores, colores y texturas que mi paladar y mis sentidos hoy recuerdan con mucha gratitud y maravilla. Creo que todos los cocineros tienen esa persona que los atrajo o vinculó al mundo de la gastronomía y son esos recuerdos de experiencias alrededor de los alimentos que nos nutren el alma e inspiran para seguir creando, probando y deleitando a nuestros comensales.
Mi padre, un hombre grande, apasionado y de buen comer, cocinaba todos los días en la finca desde el desayuno hasta la cena. Nos deleitaba con arepas de huevo, lomo al trapo y rituales tradicionales del Viejo Continente como la raclette y la fondue. Fuimos muy afortunadas y junto a él realizamos viajes donde comer era la principal atracción. España, Italia, Francia, Bélgica, Suiza, México, Estados Unidos, China, Tailandia, entre otros, fueron lugares donde aprendí a valorar las culturas, los ingredientes nativos y cómo el cuidado por lo simple y el respeto por el alimento es lo fundamental para un buen plato.
Ahora que me dedico a esto puedo decir lo valiosas que son las influencias y sobre todo el haber tenido a esa persona que, no solo con la introducción al mundo gastronómico, sino con su apoyo para estudiar lo que quise y donde quise, me permiten tener claro lo que deseo proyectar a través de mi trabajo: compartir ese conocimiento adquirido a través de las experiencias, de los viajes, del ensayo y el error, de lo nuevo y lo viejo, de mantenerse actualizado y sobre todo de querer seguir aprendiendo.
Para mí lo más importante de mi carrera con Ganso & Castor ha sido la posibilidad de brindarle a una ciudad como Medellín la oportunidad de experimentar algo diferente. Una cocina tradicional inspirada en el uso de una buena técnica, el uso de insumos de excelente calidad, presentación llamativa que provoque y, sobre todo, a precios asequibles para que más personas puedan probar, enamorarse de preparaciones que nunca antes habían tenido y que, acompañado de un buen servicio, siempre quieran regresar.
En este negocio siempre están pasando cosas que nos obligan a reinventarnos y a ser mejores cada día. La competencia, los clientes, las mismas personas que trabajan con nosotros me enseñan que estar en constante movimiento y crecimiento es lo que sigue despertando en mí todos los días el amor por la cocina.