¿A quién tienes que perdonar?
/ Carolina Zuleta
Vivimos en un mundo de contrastes. Es un mundo de belleza y de milagros, donde basta ver a un bebé recién nacido o un atardecer para recordar la magnificencia existente. Y en este mundo mágico también existen la crueldad y la maldad –lo que vemos en las noticias al prender el televisor. El contraste que percibimos en el mundo también existe dentro de cada uno de nosotros. Es así como experimentamos amor y paz y también sentimos miedo y odio. Lo importante es reconocer que: 1) tenemos control sobre lo que está dentro de nosotros, y 2) lo que está dentro de nosotros crea al mundo externo. Piensa, ¿cómo sería este mundo si todos sus habitantes eligiéramos la paz interior?
El perdón es el vehículo que nos libera del miedo y nos lleva directamente al amor. La rabia y el rencor se sienten pesados en el corazón y hacen parecer que el perdón fuera difícil. Entiendo que en el momento en que nos sentimos traicionados y heridos el perdón parece muy lejos, pero también sé que es posible. Si tú sabes en el corazón que lo que quieres es sentirte bien pero te parece que el perdón está muy lejos, entonces empieza con el deseo de perdonar. Empieza a decirle a tu mente y a tu ser interior que estás dispuesto a perdonar y pídeles que te muestren el camino para alcanzar ese perdón. Si pasas suficiente tiempo en el deseo y la disposición de perdonar, pronto sentirás cómo el perdón se empieza a sentir más natural.
En este mundo todo cambia constantemente, lo único que puede permanecer igual es lo que repetimos en cada instante. Entonces, si lo que quieres es que la paz interior permanezca en tu vida, repite el perdón todos los días.
¿A quién debes perdonar? La respuesta es solo una: a todos y a todo. Empieza por perdonarte a ti mismo tus ofensas hacia ti y hacia los demás. Luego perdona a tus seres más cercanos, tus familiares y amigos. Continúa con tus vecinos, las personas en la calle que te pitan o te gritan, sigue con los políticos o aquellos que piensan de una manera diferente a ti. Perdona a tus enemigos, a los violentos y a los crueles. Cuando perdones al mundo podrás vivir en la luz de manera permanente.
Si estás pensando que todas esas personas malas no merecen tu perdón, pregúntate: ¿Prefiero tener la razón o ser feliz? Y si tu respuesta es ser feliz, entonces perdónalos hoy. Perdonar no significa estar de acuerdo con ellos o sus acciones, significa verlos con compasión, como seres humanos que cometen errores. Sobre todo significa no tener rabia, ni rencor hacia ellos. Haz del perdón una práctica diaria y verás como una vida en paz es permanente para ti. ¿A quién tienes que perdonar hoy?
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