Nos entregan la doble calzada en Los Balsos y resulta que colapsa todos los días porque hay un supermercado que utiliza el carril derecho de bajada para camiones de sus proveedores.
No puede ser… Es increíble… Es que uno no invierte millones y millones construyendo obras para mejorar la movilidad y luego, tranquilamente, permite que se las invadan. Uno no afecta el tráfico durante los años que dura la construcción de un proyecto vial para luego dejar que se usen los nuevos espacios como áreas de cargue o de espera.
La movilidad en Medellín, qué duda cabe, se ha vuelto altísimamente vulnerable a cualquier evento, por pequeño que sea, gracias al crecimiento desenfrenado de su parque automotor, combinado con el propósito -no declarado, pero evidente- de llenar cada espacio -cada lote- con el máximo número posible de unidades de vivienda o comerciales.
Nos entregan la doble calzada en Los Balsos, quizá la vía de mayor demanda actual y futura en el sur de Medellín, y resulta que colapsa todos los días porque hay un supermercado que utiliza el carril derecho de bajada para estacionar o descargar camiones de sus proveedores. Y a veces el camión de su empresa de seguridad, retirando el efectivo de las últimas 24 horas.
Nos entregan algunos tramos de la doble calzada de Los Parra y los negocios que quedan al lado tampoco tienen inconveniente en seguir parqueando sus camiones el tiempo que sea necesario para sus operaciones. Depósito de materiales, almacén de muebles, restaurante…
En ambos casos se forma, en cuestión de minutos, una fila doble que, como puede, busca pasar a través del embudo.
Y en algunos casos, además de camiones, son los propios clientes quienes parquean sobre las nuevas vías y las obstaculizan. Por ejemplo, el local de una conocida cadena de descuentos una cuadra arriba de la Inferior sobre Los Parra, cuenta con solo cinco espacios de parqueo. Los demás, a parquear sobre la glorieta.
De hecho ya cuenta con su propio hombre de trapo rojo para medio coordinar las difíciles maniobras. Léase, deténganse todos mientras este carro trata de salir. Al estilo Sancho Paisa.
Ya era hora de que fueran implementadas medidas de contingencia para que estos negocios puedan trabajar y la movilidad tenga mínimo impacto. Ambas cosas son compatibles con algo de buena voluntad e imaginación. Seguro habrá que recurrir a horarios especiales en los que sí se permita el suministro de mercancías.
Y posiblemente estos establecimientos tendrán que hacer serias modificaciones en sus instalaciones. O simplemente, tendrán que irse. Como en una ciudad seria.
El sistema, como un todo, también es cada vez más vulnerable a todo tipo de eventos. Cercanos, como ocurre todos los días bajando por Alejandría desde que decidieron cambiar el ciclo del semáforo a partir de las 2 p.m. (colapso total). Y lejanos, como este último viernes, que un choque arriba en Las Palmas bloqueó Los Balsos hasta más abajo de la propia Avenida.
Esto último es más difícil de prevenir y controlar. Y nos tendremos que acostumbrar, pues cada día será un poquito peor.
Pero que las nuevas vías, para empezar llenas de deficiencias de diseño, sean ocupadas por particulares en actividades rutinarias, sí es completamente inaceptable. ¡Hay que actuar, secretarías!