Esta semana sucedió en Medellín un hecho que sorprendió a los escépticos: la gente interesada en revocar al alcalde de Medellín, Daniel Quintero, superó la meta anunciada: recoger las 92 mil firmas que exige la ley 1757 del 2015 para iniciar el proceso de revocatoria de su mandato.
De acuerdo con el Comité de Revocatoria se recogieron 305 mil firmas y ahora corresponde a la Registraduría revisarlas y dar respuesta en un plazo de 45 días de calendario que comenzaron a correr a partir del pasado miércoles 10 de noviembre.
Convicciones y números
Según Juan David Valderrama, integrante del Comité de Revocatoria, excandidato a la alcaldía de Medellín, y persona que ha trabajado en distintos cargos públicos, en los últimos años, “alrededor del 15 de diciembre estaríamos recibiendo el certificado de la Registraduría que avala el proceso de referendo”.
Dice que a partir de ahí, y en compañía de una veeduría integrada por la Registraduría y un Comité de la Revocatoria, el actual alcalde de Medellín, Daniel Quintero, tiene 10 días para demostrar fallas en las firmas recolectadas y si estas no son encontradas o probadas, el Consejo Nacional Electoral llamaría a un referendo, que debe ser un domingo, y que de cumplir con los números, llevaría al alcalde a dejar su cargo de forma inmediata.
Algunas voces en la ciudad y como parte de este proceso de revocatoria han pedido que se realice durante las próximas elecciones de mayo, en Colombia, para evitar gastos adicionales y facilitar el proceso. El nuevo alcalde de Medellín sería escogido entre una terna de independientes que sería propuesta por el gobernador de Antioquia y quien se reuniría con su equipo para garantizar ecuanimidad del candidato, que sea alguien que conozca el sector público, y al mismo tiempo, no tenga aspiraciones políticas.
Para Juan David Valderrama, recoger estas firmas fue un proceso juicioso e intenso que incluyó visitas a distintos lugares y grupos de la ciudad, y que rompe con algunos prejuicios iniciales: “al principio, muchas personas nos decían que era imposible, que los tiempos no funcionaban, que era increíble que una situación así pase en Medellín. Después de la recolección de estas firmas puedo afirmar que es posible que Daniel Quintero abandone su cargo, por el bien de la ciudad”.
Y agrega: “mi participación parte de la convicción de que la ciudad está muy mal en temas institucionales. No soy uribista ni antiuribista, y afirmo esto para explicar que mi postura parte de un análisis, después de haber trabajado en Medellín, y ver de cerca los procesos de instituciones como Ruta N, Buen Comienzo, el Inder, entre otras. Lo que ocurre actualmente en EPM es preocupante, por los proyectos sociales que tiene a cargo, y por Hidroituango, el futuro energético del país, y que además ocurre en una comunidad que tiene una problemática social por resolver. Por su importancia y recursos, esta entidad no puede estar en manos de personas incompetentes”, afirma.
A propósito de los calificativos formulados por el alcalde Daniel Quintero y algunos de los funcionarios actuales de la administración, aclara que su “intención de estar en este proceso de revocatoria parte de la convicción y de querer el bienestar de la ciudad. Muchas de las personas que firmaron para revocar al actual alcalde hacen parte de equipos deportivos, culturales, clubes de la Tercera Edad, y viven en barrios variados; aquí hay gente de todo Medellín. Desde su primer debate como candidato, vi que Daniel Quintero es una persona sin principios, y esto también lo han visto esas personas que firmaron”.
Ramón Elejalde, abogado, y uno de los profesores de Derecho con más trayectoria en la región, y en el país, no cree que haya posibilidad de un fraude en este proceso de la revocatoria, ni en sus elecciones. “Seguramente los revocadores y contrarios a la revocatoria van a tener grupos que vigilen puestos de votación en la ciudad de Medellín, y esto no resulta difícil para ningún equipo político, por eso no veo peligro. La revisión de las firmas es un proceso aleatorio y serio que permite ver cuántas firmas son válidas o falsas. No hay que olvidar que en estos eventos pueden aparecer firmas de personas que prometen firmar y al final, engañan al que recogen. Al mismo tiempo confío que este proceso lo ejecutan técnicos serios de la Registraduría; ahí el resultado va a ser el real”.
También explica: “estos números de votantes o de recolección de firmas son dictados por la Ley. Las firmas a recoger son 92 mil firmas (un 30 por ciento de la votación obtenida por el alcalde), y el día de las elecciones se necesita que vote al menos un 40 por ciento de toda la votación válida que hubo para la alcaldía. En las pasadas elecciones la votación fue de 829.653 votos; de esos debe participar el 40 por ciento, es decir 332 mil personas deben votar ese día. De ese número, la mitad más uno deberá votar a favor de la revocatoria. La dificultad que algunos ven es lograr que ese día salga a votar ese número de personas en contra de alguien; aunque esto ya depende de la actividad política de los interesados e involucrados”, concluye.