Federico, danos un propósito

Busco al alcalde y no lo encuentro. Sí, claro, sé que está por ahí, trabajando 24/7 como acostumbra, pero la mayor parte del tiempo no se siente, no se escucha. Exceptuando, lo sé, sus frecuentes y bien justificados enfrentamientos con el presidente y con el alcalde anterior, aunque ya se van volviendo paisaje.

Extraño su primer período, en el que era palpable una sensación de optimismo, de avanzar y crecer juntos, de confianza en que las cosas se estaban haciendo bien.

Se percibía liderazgo, valentía, independencia y un sentido claro de dirección: lucha frontal y decidida contra el crimen organizado, control ambiental, infraestructura, aceras, ciclorrutas, educación, el programa Buen Comienzo, recuperación del centro de Medellín y por supuesto, manejo acertado y sereno de la enorme crisis de Hidroituango.

Su campaña presidencial de 2022 se pudo, por tanto, fundamentar en una buena alcaldía. Contraste extremo con quien sí obtuvo la presidencia, cuyo paso por Bogotá fue funesto.

Pero caramba, ya llevamos casi una tercera parte de la segunda alcaldía de Federico. Ya era hora de que apareciera su liderazgo -que sabemos, lo tiene- para ofrecerle un gran propósito a Medellín. Un gran proyecto, una idea grandiosa, una historia compartida que nos haga creer que sí existe para la ciudad un promisorio futuro en el que todos podremos ser mejores y vivir mejor.

Por el lado de la infraestructura, fuera de un par de puentes aquí y allá… ¿Qué más vamos a hacer para mejorar la movilidad? ¿O es que ya se terminaron todas las obras posibles? ¿Construiremos algún día vías elevadas o subterráneas para agilizar el tráfico? ¿Hay alguna idea diferente sobre el pico y placa, a propósito?

¿Tendremos un aeropuerto mucho más grande y moderno, indispensable para acompañar el crecimiento que podríamos tener? ¿Habrá alguna solución de transporte público masivo para El Poblado?

Por el lado del mantenimiento vial: ¿dónde están las cuadrillas de reparcheo y tapado de huecos? En El Poblado, el deterioro es innegable. ¿Y las cuadrillas de medición de emisiones tóxicas de los vehículos? ¿Volveremos a soñar con ser el Silicon Valley de América Latina? ¿Volveremos a ser la tacita de plata de Colombia, tal vez? ¿O la ciudad con menos homicidios? ¿O la de más avanzada tecnología de tránsito o de seguridad?

Hay muchas opciones, sin duda. Lo importante es definirla y venderle a la ciudadanía una historia, un propósito que nos una y nos recargue de energía.

Por otro lado, también hay que tener comprensión y paciencia con el alcalde. En estos tiempos tan aciagos y azarosos del (des)gobierno de Petro, ¿con qué ganas se mete uno a liderar campañas épicas, que con certeza lamentable serán ignoradas o torpedeadas por el gobierno central? Si no pagan, ¿cómo se hace?

Pero justamente en estas condiciones adversas es cuando debe surgir con mayor claridad el verdadero liderazgo. De lo contrario, nos pasaremos los próximos tres años preguntándonos por qué quisimos con tantas ganas -y tantos votos- este segundo período.

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