Estudiar con casi 40


Tengo 37 años, edad que, por experiencia social, representa ser muy vieja para compartir con las personas de 20, círculos donde hablan de “la señora”. Al mismo tiempo y sorpresivamente, ser muy joven para juntarme con los de 60, espacios donde suelo ser “una muchachita”. En otras palabras, podría declarar que soy una suerte de nueva adolescente y eso quiere decir muchas cosas profundas y banales: cada vez se me dificulta más encontrar planes, hay días en los que las necesidades clasificatorias me carcomen y no sé qué ropa ponerme y, cuando quiero estudiar, no existe una oferta para casi cuarentones. 

Lo de adolescente no es un chiste. El informe de tendencias de 2023 de Meta, La cultura en auge, señala: “Al igual que los boomers dieron un nuevo sentido al concepto de jubilación, los jóvenes de la generación X y millennials están redefiniendo la mediana edad”.

Sin embargo, el mercado no está lo suficientemente preparado para esta redefinición y, en muchos espacios, insisten en enterrarnos vivos desde los 40… o antes.  Me ocuparé de una porción de ese infinito mundo de la oferta y la demanda: la educación, la misma tajada con la cual, durante los últimos meses, he tenido que luchar en los momentos donde he querido estudiar algo que no corresponda al rótulo de educación formal. 

Comencé el año queriendo recibir una formación en storytelling y las primeras sorpresas que me llevé fueron: los únicos con mi edad eran los profesores y, en consecuencia, los demás compañeros, un 80 % menor de 28 años, me preguntaron varias veces: “¿Si te parece que este espacio es para ti?”. ¡Celebré la presencia de un treintón más dentro del grupo!

Luego, buscando ampliar conocimientos gráficos que aportaran a mi trabajo, me inscribí en un curso de verano en una escuela europea de diseño y, cuando me contactaron, con el cariño que identifica a algunos españoles, una mujer me dijo: “¿Y tú para qué quieres hacer un curso de verano?, ¿no te das cuenta de que ya estás muy vieja para esto?”. 

Ahora me encuentro haciendo un curso de branding. ¡Es fantástico!, lo encontré como lo imaginaba; sin embargo, a algunos profesores mis preguntas suelen resultarles incómodas.

Sé que la edad es mental, antes de que alguien más lo diga. Me siento joven; sin embargo, no veo una oferta educativa diseñada para personas que aún somos vitales, contamos con cierta experiencia laboral, queremos profundizar o actualizar conocimientos y, sobre todo, estamos dispuestos a sacar un poco de tiempo para hacerlo. En cambio, si veo un territorio lleno de oportunidades, no en vano plataformas como Coursera han logrado posicionarse con éxito entre nuestro nicho. 

¿Qué clase de profesores necesitamos para enfrentar los desafíos y las preguntas de alguien que ya ha ejercido una vida profesional?, ¿cuáles son los programas que deberían ofrecernos a los casi cuarentones?, ¿qué hacemos con nuestro tiempo libre los que queremos estudiar, pero no tenemos tiempo de hacer un doctorado?

Me encanta aprender de los jóvenes, todos los días lo disfruto; sin embargo, no quiero suplantarlos; pero, quiero estudiar. ¿Hay alguien pensando en esta oferta? ¡Qué se pronuncie!, seguro, tendrá éxito.

Correo: [email protected]

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