Hace unos días estaba en una clase de spining y el instructor nos contó su historia. Hace un tiempo se encontraba en un momento sin salida, se sentía solo, decepcionado de la vida, y el alcohol estaba manejando su día a día. Hoy lleva 16 meses sobrio, se reconectó con viejos amigos, encontró un trabajo que le gusta y, más importante, se siente en paz. Según él, lo que generó ese cambio fue su disposición a dejar ir, a soltar.
Luego de contarnos su historia nos invitó a soltar nuestros miedos, nuestras creencias sobre los límites de nuestro cuerpo y a entregarlo todo. Seguí sus instrucciones y su inspiración y dejé ir todos los pensamientos, pedaleé más rápido y di todo lo que tenía para dar. Fue una de las mejores clases, me sentí fuerte y feliz. Y me quedé pensando en cómo aplicar este concepto a mi vida. Este concepto no es nuevo, es una práctica milenaria y es fundamental en el budismo, pero ¿qué significa?
Los seres humanos estamos programados para sobrevivir, constantemente estamos escaneando nuestros alrededores buscando amenazas a nuestra existencia. Nos preocupamos, pensamos en el mismo problema cientos de veces, nos apegamos al miedo y repasamos muchas veces el peor escenario posible porque creemos que al hacerlo vamos a poder prevenirlo. Este apego a las preocupaciones nos da una falsa ilusión de control. Y aunque hay beneficios en considerar escenarios negativos, pues pensar en lo que puede salir mal nos da la oportunidad de prepararnos y prevenir, muchas veces nos roba felicidad y paz interior.
Yo creo que constantemente tenemos la oportunidad de elegir entre la escasez y la confianza. La escasez es la creencia de que no hay suficiente tiempo, dinero, apoyo de otras personas, oportunidades, etcétera. La confianza es la creencia que, como dice Paulo Coelho, el universo conspira con nosotros. Que habrá suficiente tiempo y dinero, que los demás desean apoyarnos y que la vida se organizará de tal manera que las oportunidades irán apareciendo. Dejar ir significa elegir la confianza.
Esta elección entre la escasez y la confianza, es parte del desarrollo del ser humano. Al nacer somos completamente vulnerables, no tenemos la capacidad de alimentarnos, defendernos o movernos. Un bebé depende de sus padres para todo. El bebé llora cuando necesita algo y, si tiene buenos padres, entonces recibe lo que necesita. Después de cientos de veces de llorar y recibir lo que necesita, el bebé empieza a aprender a confiar. Aunque como adultos tenemos muchas más herramientas y habilidades que un bebé para navegar nuestra vida, la evolución de nuestra consciencia está basada en este mismo principio: confiar en la abundancia o no.
Me pregunto, ¿qué pasaría si en vez de controlar todo, nos soltamos? ¿Nos dejamos ir? ¿Será que la vida y el destino están ahí para apoyarnos? Cuando miro mi vida veo evidencia de que así es. ¿Y qué pasa en la tuya?
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