“Es que el presidente es así”

Alguien del primer anillo de Petro tratando de explicar lo inexplicable, dijo: “Es que el presidente es así”.

¿Así cómo?, nos preguntamos los ciudadanos de a pie que hablamos lenguaje de la calle. ¿Energúmeno, prepotente, delirante, incoherente, insultante, desatinado, mitómano, disociador…? ¿Todas las anteriores o ninguna de ellas? Vaya usted a saber. Yo, para ir a la fija, me quedo con una de las petroinsolencias lanzadas en su arenga de 37 minutos, en la Plaza de Bolívar. Allí, con voz trémula, se refirió a los alcaldes que no le copiaron el día cívico, como alcalduchos, sin un tris de respeto, no sólo a ellos sino al pueblo -¿pueblucho?- que los eligió. (¿O es que sólo vale el que votó por el cambio que nunca fue?) Así que quien quiera desahogarse, con el mismo descaro y derecho puede llamarlo presidentucho y sanseacabó. (Y que conste, tal expresión, hermana gemela de la que tilda de nazis a los opositores, es de su exclusiva autoría. Y se le devuelve).

Pero no sólo irrespetó a gobernantes legítimos desde la tarima, lo hizo con la institucionalidad, con la democracia –democraciucha, seguro- a la que, desde sus años mozos ha considerado un estorbo para su talante de autócrata. (“Yo no soy un hombre, yo soy un pueblo”, decía Mussolini. Se parecen, quién lo hubiera creído). A la rama judicial la menosprecia, al poder legislativo ni se diga. “Los parlamentarios han traicionado al pueblo. Por codicia. Se han arrodillado al rico Epulón, a un dios falso que  es el dios dinero” y los amenazó con que “el pueblo los sacará del Congreso como debe ser”. Y, obvio, aplausos a la intemperie. En llamar a susidólatras, a los empleados públicos que cuidan su puestico, a los que andan buscando oficio, a que le coreen cada exabrupto, cimienta su experticia.

(Con tal de completar aforo que salgan aunque no sepan para qué. Dejo la declaración de un joven que se volvió viral en las redes: “Sí hay que saber algo. Pues yo creo que en sí, parce, eh, digamos, que se podría decir, que es como un rejunte de muchos motivos de los cuales si bien desconozco mucho… También hago, digamos, cierta coherencia; en sí, primero con una participación activa políticamente y, también, a su vez, digamos con… otro tipo de participaciones”. Es de suponer que no fue el único que llevaron con espejitos).

Estaba desatado ese 18 de marzo. Olvidó que fue congresista durante años, que ya no es oposición sino Epulón -el rico que en lugar de migajas deja caer puestos, contratos, billete en rama- y que atacar al poder es atacarse a sí mismo, y que si está donde está ahora es porque el M19 hace tiempos se reincorporó a la vida civil. Aunque algunos sigan alzados en odios. (Por primera vez coincido con María Fernanda Cabal: “Petro debería hacerse revisar”; sus desvaríos, su afán por exacerbar resentimientos, su adicción “al café” y a botar toxinas por X, y su inclinación a los señalamientos y al matoneo, tendrían que ser tratados por la ciencia médica. Urgente).

ETCÉTERA: 52 ministros y 126 viceministros en dos años y medio, reflejan lo errática e inestable que ha sido esta administración. Un evidente fracaso de la izquierda, la califica Bloomberg, basándose en el análisis de cifras varias, muy elocuentes. “Es que el presidente es así”. (Ya sabemos cómo).

- Publicidad -

Más contenido similar

- Publicidad -

Más noticias

- Publicidad -