El revuelo sobre Empresas Públicas no es un asunto menor.
Desde que el alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, decidió emprender las acciones legales para demandar por $9,9 billones a constructores, aseguradoras, diseñadores e interventores del proyecto hidroeléctrico más grande del país, Hidroituango, con el propósito de que respondan por los sobrecostos de este megaproyecto, y la emergencia ocurrida en 2018, no ha pasado un día sin que políticos, dirigentes, empresarios, sindicatos, profesionales de la ingeniería y del derecho, expertos y no expertos, y opinadores se hayan pronunciado sobre la situación de la empresa insignia de los antioqueños.
Es hora de saber con claridad qué pasa con EPM e Hidroituango. El ciudadano del común, el mismo que a veces no tiene con qué pagar su cuenta de servicios, o el que sí cumple mes a mes con sus pagos, reclama una información clara, transparente de todos los involucrados. Si hablamos de sociedades modernas, esta debe saber con profundidad qué es lo que sucede.
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Es una responsabilidad de todos retomar el rumbo de una de las entidades públicas más importantes, y además más eficientes del país. La información atomizada, genera lo contrario, desinformación, y esto es un riesgo para la ciudadanía.
Estamos atravesando una crisis mundial por causa de la COVID-19 que dejará en condiciones muy difíciles al grueso de la población y en especial aquellos con menores recursos, en Medellín y el país. Los ingresos de los hogares se reducirán de manera dramática. Se calcula que en sólo cinco meses se han perdido más de cuatro millones de empleos. Es por ello, que hoy más que nunca necesitamos, en medio de esta pandemia, una EPM que ayude a sacar adelante el actual Plan de Desarrollo 2020-2023.
La reactivación económica y la inminente crisis social que se avecinan, nos implica estar enterados sobre lo que nos afecta, nos convoca al análisis y a la conversación, con argumentos y no con la emocionalidad del momento.
Es preciso reconocer que EPM no es solo de los antioqueños, y su proyecto más ambicioso, Hidroituango, es una obra de más de 15 billones de pesos, no se construye solo para Antioquia y Medellín, se calcula que EPM representa el 35 por ciento de la demanda energética nacional y que la hidroeléctrica, aportará el 17 por ciento. Aunque sin duda somos los primeros que debemos estar informados.
Es hora de tomar con seriedad, con responsabilidad, y argumentos la discusión. No se trata de llevar al paredón la empresa más querida de los antioqueños. Se trata de preocuparnos por entender lo que sucede, de proteger los intereses de la ciudadanía, de los profesionales que trabajan en la empresa, de defender los intereses de lo público, en una empresa que desde su origen fue concebida para proveer bienestar y desarrollo a la región.
Todos los escenarios para que la ciudadanía tenga la información clara y oportuna porque la información al igual que la joya de la corona no es de nadie, es pública.
Por: Luis Bernardo Vélez Montoya
Concejal de Medellín