A partir del 16 de noviembre, todos los colombianos debemos presentar el certificado de vacunación para ingresar a sitios concurridos. Una norma que salva vidas.
En el año 2002, la Ley 769, Código Nacional de Tránsito, generó en todo el país revuelo y escozor. A partir de ese momento, según el artículo 82, era obligatorio en Colombia el uso del cinturón de seguridad en todos los vehículos. Editoriales de prensa, conversatorios, programas de televisión: ¿Por qué tan costosa la multa? ¿Cómo acostumbrarnos al incómodo aditamento? ¿Quién dijo que era necesario?
Casi 20 años después, nadie duda de los beneficios de la medida, considerada como la mejor estrategia de seguridad vial: según datos de la OMS, gracias a ella, cada año se salvan en el mundo alrededor de 100 mil personas involucradas en accidentes de tránsito.
Hoy la mayoría de los conductores cumplen la ley de una forma automática. Según datos del SIMIT (Sistema Integrado de Información) entre las infracciones de tránsito más comunes en Colombia, el no uso del cinturón de seguridad está en último lugar.
De eso se trata: cuando las leyes y las normas son promulgadas para salvaguardar vidas, como debe ser, pasan de la obligatoriedad al cumplimiento voluntario, al acatamiento consciente, y después, al cambio de comportamiento. En una época tan retadora para la humanidad como la que estamos viviendo, los gobiernos han puesto a prueba su capacidad de control; y la ciudadanía, su escala de valores necesarios para la vida en sociedad.
El próximo 16 de noviembre empieza a regir en Colombia, para mayores de edad, la obligación de presentar el certificado de vacunación contra el COVID19 para ingresar y permanecer en lugares en los que se presenten aglomeraciones. La medida también se extenderá para mayores de 11 años desde el 30 de noviembre, y el ministerio de Salud está estudiando la posibilidad de que, a partir del 15 de diciembre, también se exija para mayores de cinco años.
El Gobierno Nacional ha hecho su trabajo: al cierre de esta edición, cerca de 50 millones de colombianos hemos recibido al menos una dosis de la vacuna, y más de 22 millones ya contamos con el esquema completo, de una o dos dosis. Con este esfuerzo descomunal, el país ya debería estar cerca de alcanzar la inmunidad colectiva (o la inmunidad de rebaño), pero la sombra de un nuevo pico de contagios permanece latente, como ha ocurrido en otros países del mundo, por la reticencia de muchas personas a vacunarse. La decisión del Gobierno Nacional de exigir el certificado de vacunación en los eventos masivos es una medida de salud pública necesaria y plausible, para avanzar en el cumplimiento de un objetivo superior, y proteger a quienes hemos tomado la decisión responsable de aceptar la inmunización.
La vacuna contra el COVID19 es resultado del mayor esfuerzo colectivo de la comunidad científica en toda la historia, y se nos ofrece como un cinturón de seguridad para una época azarosa. Los pasajeros de este mundo que deciden no usarlo toman una ruta riesgosa. Solo una petición: no monten en ese vehículo inseguro al resto de la humanidad.