Empieza la campaña electoral para alcaldías y gobernaciones, y en Medellín no nos podemos equivocar nuevamente. Lo más urgente es restaurar el respeto y admiración de los ciudadanos por un alcalde y una administración.
Tal vez nos hacía falta vivir en carne propia la experiencia. Tal vez teníamos que caer muy bajo antes de rebotar. Pero esta vez será diferente. Ya sí sabemos. La próxima vez no nos “comerán de cuento”.
Si aparece un candidato cuya plataforma principal sea dar garrote a sus antecesores, porque ellos, solo ellos, son los culpables de cómo llegamos a este punto…
Si ese candidato afirma tener soluciones para todos los problemas, pero que podrán aplicarse sólo cuando esos enemigos, “esas mafias”, hayan sido desenmascaradas y derrotadas para siempre…
Si sus ejecutorias en cargos anteriores han sido mediocres, pero son hábilmente crecidas y presentadas como históricas y transformacionales…
Si en su arrogancia se cree digno de despreciar e insultar a las personas y empresas que desde hace décadas sostienen y hacen grande a Medellín…
Si habla de todos los temas como si fuera el gran experto, para impresionar a todos… (a todos los que no conocen de ese tema, claro está).
Si se siente más cómodo generando controversia que construyendo, pues su manera de crecer es haciendo tropezar a sus rivales…
Si ese candidato vuelve a aparecer, ya estaremos mucho mejor preparados. Tendremos claro que hay que salir a derrotarlo en las urnas de manera categórica, contundente.
Señoras y señores: resulta que ya se está iniciando la campaña electoral para elegir alcaldes y gobernadores. Es hora de ir viendo candidatos, pues en menos de un año estarán elegidos.
No podemos permitir que otro culebrero, de fino verbo pero de peso ligero en asuntos administrativos y gerenciales, dirija con tan poco criterio los destinos de una ciudad tan compleja como Medellín. Y menos todavía, de una entidad tan importante como EPM.
No podemos permitir otro “egosistema” político en Medellín, repleto de reacciones infantiles en su afán de obtener deleznables victorias políticas.
No podemos, como la vez anterior, salir a enfrentarlo sin la convicción y fortaleza suficientes.
No podemos repetir el error de 2019, cuando no se eligió un candidato único contra el populismo. Hubo candidatos aceptables, sí -sin ser extraordinarios-, pero electoralmente débiles.
Porque, en caso de ganar un candidato que sí sepa liderar y unir la ciudad en pos de objetivos positivos, vendrá la dura labor de reconstrucción. Tomará años.
Para empezar, es urgente restaurar el respeto y admiración de los ciudadanos por un alcalde y una administración.
Lo cual se puede lograr, siempre y cuando ese alcalde manifieste en sus palabras y actos respeto y admiración por los ciudadanos y por la ciudad que le estará otorgando el honor y privilegio de dirigirla por cuatro años.
No perdamos la esperanza. ¡Lo haremos mejor esta vez!