/ Carolina Zuleta
Hace algunos días me crucé con esta frase de William Blake: “Al pájaro su nido, a la araña su telaraña, al hombre la amistad”. Aunque siempre he sabido que tener amistades es importante, esta frase me hizo reflexionar: no es solo que sea importante sino que es nuestra naturaleza. Brené Browne, autora del libro El poder de la vulnerabilidad, dice que la razón por la cual estamos aquí es la conexión con otras personas. “Esa conexión es lo que le da sentido a nuestras vidas”, dice.
Actualmente nos conectamos con las personas a través de conversaciones, emails o llamadas telefónicas. El lenguaje nos permite expresar lo que pensamos y sentimos. Sin embargo, el hombre existió antes de que el lenguaje oral o escrito se hubieran desarrollado, entonces ¿cómo hacían los cavernícolas para sentir conexión con otros? Pues, según David Brooks, columnista del New York Times, existen investigaciones que muestran que los humanos desarrollamos la risa antes que las vocales o palabras. Los estudios demuestran que la risa y la sonrisa fueron mecanismos que desarrollamos como un medio para conectarnos con otros seres humanos.
Cuando estaba niña mi mamá nos enseñó que una de las armas más poderosas era sonreír. Así, cuando llegábamos a pagar en un supermercado y la persona que nos atendía estaba de mal humor, mi mamá le sonreía aún más y la trataba con más bondad. El resultado: la persona que nos estaba atendiendo terminaba por sonreír. Ahora, mirando en retrospectiva, entiendo cómo al sonreirle a otra persona generábamos en ella una respuesta inconsciente que le decía que se podía conectar con nosotros. Es más, existen estudios que demuestran que el 80 por ciento de las veces que le sonríes a otro, el otro te devolverá esa sonrisa.
Ron Gutman, quien se ha dedicado a estudiar los efectos de la sonrisa, comparte los resultados de muchas investigaciones en su conferencia El poder escondido de sonreír. En la charla, cuenta que la sonrisa puede ayudar a reducir las hormonas creadas por el estrés, como el cortisol, la adrenalina y la dopamina. También puede aumentar las endorfinas –las hormonas que nos hacen sentir bien– y reducir nuestra presión arterial. También habla sobre investigaciones según las cuales una sonrisa auténtica genera la misma estimulación en el cerebro que 2.000 chocolates.
Sonreír es gratis. Reduce el estrés y nos hace sentir bien. Además nos ayuda a conectarnos con otras personas. Y lo más importante es que está en nuestras manos.
Te reto a que esta semana tomes consciencia de qué tan frecuentemente sonríes y que empieces a notar el efecto que tu sonrisa tiene en las personas a tu alrededor. Por un día intenta sonreír más que de costumbre y observa lo que pasa.
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