Después de la Candelaria, El Poblado es la comuna con mayor número de árboles patrimoniales. ¿Cuál es su futuro y cómo pueden las personas ayudar a su cuidado? Conversamos con Mauricio Jaramillo, ingeniero forestal y una de las personas que más sabe de ellos en la ciudad.
Camina los domingos por la mañana. A veces va por las calles acompañado por algún experto o interesado en cuidar o entender más sobre árboles. Va con la mirada atenta, una libreta en el bolsillo y la calma de aquellos que después de tanto tiempo de estar cerca de la naturaleza, acogen sus ritmos. Junto a otros ingenieros, arquitectos o biólogos, le explica a la gente el valor de estos gigantes silenciosos o desapercibidos.
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¿Qué son árboles patrimoniales y qué caracteriza a los que están en El Poblado?
Son aquellos que tienen un valor histórico porque están asociados a épocas, eventos, prácticas políticas, económicas, sociales y culturales. O a personas que tuvieron un rol relevante. También están aquellos que cuentan con un valor simbólico, es decir, están unidos a procesos o actividades necesarias para la memoria comunitaria. También caben aquí los que representan un valor estético, reúnen atributos particulares o tienen valor ecológico por su relación con el ecosistema y otras especies. Los árboles que vemos en El Poblado son un reflejo de lo que pasaba en Medellín en épocas pasadas: cedros, ceibas, piñones, algarrobos, gualandayes, palmas, acacias, cascos de vaca o guayacanes fueron traídos de lugares como Santa Fe de Antioquia (antigua capital del departamento), La Pintada, Porce, Puerto Berrío y otros municipios. La siembra de muchos de estos árboles fue inspirada por Ricardo Olano, presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas y una de las personas que se encargó de reforestar la ciudad a principios de 1900. A él se sumaron hombres como Alejandro Ángel, Leocadio Arango o José María Mesa.
¿Cuál es la principal amenaza que tienen en este momento?
El valor de la tierra. A la hora de evaluar proyectos, algunos constructores miran el área de la copa de los árboles grandes y piensan en los metros cuadrados que dejarán de vender si los conservan. Aunque existe legislación que protege a los árboles, también existe temor para aplicarla debido a presiones, intereses económicos o importancia de los interesados.
¿Cómo pueden cuidarlos las personas?
Todo empieza con voluntades individuales. Inicialmente pueden avisar a las autoridades ambientales para denunciar algún daño al suelo que se produzca, por ejemplo, si alguien arroja alguna sustancia sobre él. En épocas secas, las personas pueden regarlo con agua que les sobre en casa, de tareas como limpieza (si no tiene líquidos o químicos). Para lavar un carro de forma tradicional, se necesitan alrededor de 200 litros de agua; un vehículo no aporta nada a la naturaleza, el árbol y el suelo sí. En el caso de los árboles, es posible mirar que no tengan perchas u objetos metálicos clavados en su corteza y en caso de que sí, retirarlos. También pueden sembrar y hacer jardines. Además de su valor, estos árboles tienen el poder de generar bienestar a las personas y al ambiente. Esto es muy importante y más en este tiempo.