El placer de servir y sonreír
Durante toda la semana salimos a comer y almorzar a sitios distintos y pasamos varias veces de la gloria al infierno
Desde que me acuerdo me encanta comer y cocinar. En mi casa nos metieron a la cocina desde chiquitos para entusiasmarnos con la comida y nos educaron con el cuento de que la gente que trabaja para hacer feliz a los demás es más feliz. Porque aunque todo se aprende, para dedicarse a servir y hacer feliz a los demás, se tienen que tener vocación y un amor inmenso por el oficio. Y se tiene que tener actitud, buena actitud.
Usted no debería ser taxista si parece un rottweiler con rabia, ni debería ser mesero si parece un león en celo, ni debería estudiar cocina si no le gusta atender a la gente ya que, aunque no lo crea, en este oficio lo uno va con lo otro y, como en la política, si se carece de carisma hay que ayudarle un poquito actuando. Nuestra gastronomía en crecimiento necesita de buenos anfitriones; aquí hay cocineros famosos por su pésima actitud para atender, algunos hasta son reconocidos por los regaños a los mismísimos clientes, ahí está la virgen.
No siempre el cliente tiene la razón y menos cuando no es educado, sin embargo el cocinero requiere balancear su vanidad artística con la humildad del artesano, ya que, por muy famoso que se sea, la arrogancia y la mala actitud se pagan con intereses. Mis queridos amigos estudiantes, no basta con saber cocinar, hay que saber atender. Cuando servir es un placer, la sonrisa llega sola.
Viacrucis culinario en una ciudad deliciosa
Por exceso de trabajo no alcancé a salir en Semana Santa y por eso nos fuimos con mi “coste” y mi hijo de 16 meses a un hotel en plena Avenida El Poblado pues no veía la hora de dormir y de que me atendieran, ya que tanto me gusta atender como sentirme bien atendido. Durante toda la semana salimos a comer y almorzar a sitios distintos y pasamos varias veces de la gloria al infierno; por supuesto, por respeto a mis colegas, omitiré aquellos sitios donde parecimos castigados.
La gira gastronómica empezó con Tulio Zuloaga, mi amigo de la farándula local, que me invitó de cumpleaños a los conteiners a comer hamburguesa, uno de mis platos favoritos; salí descrestado y feliz porque encontré un sitio de todo mi gusto. Seguimos en “Juana la Cubana”, en donde nos hicieron sentir muy felices Daniel y Ricardo por su nueva propuesta auténtica y genial, a todo el frente de Eduardo Madrid, el dios del pan, al lado de María Santo y el Trifásico, todo en la misma callecita de Envigado que se volvió una aventura culinaria de primera. En el Corral Gourmet de Oviedo nos comimos un New York steak digno de los dioses. Pero quizá lo mejor de la semana fueron los desayunos del Dann, en donde se siente el cambio de mando en la cocina; huevos ricos, panadería antioqueña recién hecha, buenas frutas y quesos, carnes, calentado de frisoles, caldo, jugos frescos y ricos, cereal, en fin, quedamos felices con la comida y el servicio impecables, a pesar de que estaban full con visitantes de todas partes (qué rico). Lástima que, como en todos los hoteles de Medellín, de arepa nada, sigue mal hecha y los turistas se van sin conocerla.
Por el contrario, por no hacerle caso a mi coste, nos fue muy mal en uno de esos clásicos típicos que quieren ser leyenda pero se quedaron dormidos en la ensalada de lechuga batavia y remolacha y cocina excesivamente grasosa, lo que se reflejaba en sus mesas vacías y poco aseadas. Peor todavía nos fue en uno de los que están muy In en donde nos atendió un mesero de esos babosos, confianzudo, manoseador, que 4 veces cambió el pedido y cuando ya delirábamos de hambre venía a avisarnos que no tenía lo que él mismo nos había ofrecido; dos veces nos dijo que no estaba bueno y lo había devuelto; a mí no me dio algo fue de puro milagro, y siento gran solidaridad con el dueño que tanto se ha esforzado en hacer un buen sitio.
Quedamos felices, y con kilos de más, pero convencidos de que Medellín cada día está mejor para salir a comer a la calle, aunque sigo esperando el primer restaurante que anuncie la Arepa Hecha a Mano. Por favor no dejen de escribir a [email protected] recomendándonos sitios para ir.
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