Hoy, 19 de abril, el Museo de Antioquia festeja la vida de uno de los artistas colombianos más reconocidos, en el mundo: un hijo de la tierra, un artista generoso, es Fernando Botero.
Ir al Museo de Antioquia es ser parte de una conversación entre obras y autores. La cercanía de un cuadro con otro, la decisión de unir artistas y la presencia de Fernando Botero son perceptibles.
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Hoy, el Museo de Antioquia celebra los 90 años de un artista reconocido en el mundo, como suele suceder con los grandes artistas, por su visión particular, por la capacidad de interpretar la realidad de una manera única e irrepetible. Por esa mirada que ha hecho que se reconozcan sus creaciones sin necesidad de mirar la firma, quién lo hizo. Su obra, variada, vive en el Museo de Antioquia. Dentro y fuera. También cuenta episodios variados de Colombia o situaciones humanas como la muerte de un hijo (Pedrito Botero), y capaces de comprobar que en algún momento, todos estamos expuestos al dolor, a sus preguntas, a la posible voluntad de seguir, a pesar de lo ocurrido.
Nueva exposición, concierto y conversatorio
El Museo de Antioquia inaugurará una exposición nueva, se estrenará la “Suite Botero”, en un concierto de Filarmed y también habrá un conversatorio a cargo de Juliana Restrepo, directora de Comunicaciones del Museo Nacional de Colombia; María del Rosario Escobar, directora del Museo de Antioquia; Carlos Uribe, curador del Museo de Antioquia y Camilo Castaño, curador del Museo de Antioquia.
Durante este día, habrá recorridos guiados y entrada libre a toda la gente de la ciudad que quiera visitar. También se proyectará el documental “Botero” de Don Miller.
De acuerdo con el Museo de Antioquia, la obra de este maestro que permite sentir aquí su presencia y forma de ver el mundo, demuestra cómo a través de la pintura es posible cambiar el mundo: por ejemplo, lograr que el arte de un país (Colombia) sea reconocido, o que una plaza del centro llame la atención de las personas, cree curiosidad o genere preguntas, a través de esculturas en gran formato.
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En un texto escrito por su hijo Juan Carlos Botero, y publicado hoy, en el periódico “El Tiempo” se lee:
“Mi padre nació en la penuria (su propio padre murió cuando él tenía cuatro años de edad), y a los quince años él ya sabía que quería ser pintor. Pero en Medellín en 1932 era un ambiente difícil para un joven artista, sin museos ni estímulos, y él sabía que su decisión lo condenaba a morirse de hambre. Aun así jamás dio su brazo a torcer, y jamás se ha desviado un milímetro de su norte, trabajando cada día de su vida, durante horas y de pie, y sin tomarse siquiera unas vacaciones. Admiro que mi padre ha creado un estilo propio y original. Fernando Botero es uno de los artistas más reconocibles en el mundo, justamente por la originalidad de su estilo”.