¿El dolor de regla es la regla?

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Si tener tu mesita de noche llena de pastillas es algo que no solo es normal sino que lo aceptas porque a tu mama, a tus primas y a tus amigas les pasa lo mismo, es hora de entender que hemos vivido normalizando lo frecuente, pero que esto no es una situación natural ni permanente.

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Para explicarte esto, debo remontarme a la evolución de los humanos, en la que la mujer y su diseño genético han sido, son y serán las responsables del mantenimiento, conservación y preservación de la especie. Por tanto, las hormonas femeninas responden a un ciclo, en el que cada etapa corresponde a una de ellas (estrógenos o progesterona), que actúa como un mensajero, ejerciendo una función sobre el útero, los ovarios y otros órganos como el cerebro y el músculo, con el fin de prepararla para el momento en el que puede ser fértil y generar vida, la ovulación. Esta función vital, es maravillosa y mágica para el cuerpo de la mujer, y respetar dicha cicilidad es parte del equilibrio para poder tener una buena salud.

Recordemos nuevamente a la mesita de noche llena de pastillas que se volvió la solución para el dolor y la anestesia de los síntomas molestos que a las mujeres nos han incomodado porque no hemos tenido la suficiente información al respecto.

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La poetisa israelí Rupi Kaur tiene una frase que lo resume:

“Cuál es la lección más importante que debería aprender una mujer? Que, desde su primer día de vida, tiene todo lo que necesita en su interior, es el mundo el que la ha convencido de lo contrario”.

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Nosotras, las mujeres, tenemos la capacidad creadora infinita para generar vida, ideas, proyectos; pero nos hemos encargado de interrumpir nuestra ciclicidad, desconectando nuestra ovulación y esto es lo que genera la enfermedad.

El dolor menstrual hace parte de un desequilibrio de estas hormonas o mensajeros, que se presenta por múltiples razones: la comida alta en azúcar y grasas procesadas y con exposición a pesticidas y herbicidas, la falta de actividad física, la exposición a plásticos y otros químicos presentes en el maquillaje, los tintes de uñas y pelo, las pestañas postizas, las uñas acrílicas, la ropa con metales pesados, las cremas con aluminio y flúor, son los verdaderos responsables de esta situación. Incluso, de que sea más frecuente que las niñas estén menstruando por primera vez a edades cada vez más tempranas, pero también del auge que ha tenido en estos últimos años el cáncer de útero y de mama.

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El cuerpo humano es perfecto y tiene la capacidad de producir sustancias que resuelven el dolor, que nos desinflaman el abdomen, el útero y los ovarios llamadas resolvinas, pero las bloqueamos cuando le damos las pastillas de la mesa de noche y perpetuamos las condiciones asociadas a este proceso de desbalance hormonal; haciendo que este dolor se acompañe de acné, sobrepeso, exceso de vello y alteraciones en las emociones como la depresión y la ansiedad. Conjunto de síntomas que vemos muchos profesionales de la salud todos los días en consulta y que muchas veces motivan a agrandar el pastillero y son el paso para padecer la menstruación inexorablemente y volver terrible la etapa de la menopausia.

Entonces, si el dolor de regla es tu regla, podrías usar las resolvinas de tu organismo, permitiendo que la ciclicidad y el equilibrio de tus hormonas recuperen la ovulación y con esto dejar de normalizar lo frecuente, recuperar la salud y prepararte para la segunda primavera, la menopausia o pleni pausia, en la que podrás disfrutar de esa pausa que nos regala nuestro cuerpo al dejar de ciclar, con la sabiduría que nos deja haberlo hecho durante todos los ciclos necesarios para crear una longevidad saludable.

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Quizás reconociendo el valor de las palabras de la poeta, comprendamos que todo lo que necesitamos está en nuestro interior.

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