/ Juan Carlos Vélez Uribe
Desde hace mucho tiempo escuchamos que el Centro se ha deteriorado, que ha perdido su condición de concentrar allí los principales negocios de comercio y servicios de la ciudad y que lamentablemente hoy es una de las zonas con menos futuro y posibilidades de desarrollo.
Muchas propuestas se han analizado para recuperar este sector de Medellín, varios “gerentes” se han nombrado y la verdad es que cada vez su atraso y deterioro es más evidente.
El Centro es un caos. Por allí circulan diariamente un promedio de 1.300.000 personas y viven cerca de 90 mil. Existen cerca de 20 mil empresas, según Fenalco, pero lamentablemente son muy pocas las grandes que aún conservan sus oficinas principales allí porque han emigrado a otras zonas de la ciudad o a otras regiones del departamento. En vez de asentarse nuevas empresas, el éxodo continúa. Informa el gremio de los comerciantes que el año pasado se trasladaron 240 empresas, y 150 en el primer semestre de este año.
Pero los problemas no terminan ahí. La situación de la seguridad ha llegado a niveles intolerables, pues a pesar de Medellín estar rondando hoy los 35 homicidios por cada 100 mil habitantes, poniéndonos casi en el puesto 50 entre las ciudades más peligrosas del mundo, la comuna de La Candelaria (el Centro) tuvo el año pasado 165 homicidios por cada 100 mil habitantes, muy cerca de la tasa de homicidios de la ciudad más peligrosa del mundo –San Pedro Sula, en Honduras– y muy por encima de Caracas, la segunda ciudad con el mayor número de homicidios, con una tasa de 132/100.000 habitantes.
La extorsión ha llegado a niveles exorbitantes pues, de acuerdo con Fenalco, todos los establecimientos de comercio deben pagar vacuna. Las “convivir”, que pueden ser 35 según Corpades o 42 según el C3 que dirige Luis Guillermo Pardo, generan cerca de 37 mil millones de pesos al año. El hurto también presenta crecimientos importantes. Del año anterior al actual ha aumentado en un 153%, tema del que la misma administración municipal reconoce que se le está saliendo de las manos, a pesar de contar esta comuna con 521 policías, de los cuales cerca de 300 hacen parte del refuerzo que ha comenzado a llegar para enfrentar la inseguridad en La Candelaria.
Y, por último, el problema del microtráfico. Hoy en toda la zona céntrica de la ciudad hay cerca de 100 plazas de vicio alimentadas por el consumo de los habitantes de calle, que son alrededor de 3.200, quienes a su vez consumen cerca de 20.000 pesos diarios en drogas ilícitas. Han llegado a tal punto las escenas escandalosas que es normal ver a expendedores de heroína vendiendo a 10.000 pesos la “rayita” de la jeringa, la cual rotan entre los drogadictos sin preocuparles el riesgo de propagar enfermedades graves. Faltarían otros temas por comentar, que por espacio trataremos en fecha posterior, como los fleteos, la prostitución, la calle de las “terneras”, etcétera.
Definitivamente hay que hacer algo eficaz para salvar el corazón de la ciudad. Todos los medellinenses debemos aportar un grano de arena para lograr ese propósito, obviamente bajo el liderazgo del alcalde, demás autoridades y sector privado. El Centro de Medellín debe ser lo que siempre fue, la comuna en la cual todos concurríamos.
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