Myriam Montes lleva 31 años al frente del colegio Montessori y dice que la clave está en su devoción por tocar corazones. Su nuevo reto, la inminente apertura de la sede en el Oriente.
Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]
Myriam Montes llegó al colegio Montessori para ser directora académica cuando apenas sobrepasaban los 200 estudiantes, y a tan solo tres meses fue nombrada rectora, una experiencia que aún con el tiempo transcurrido le sigue pareciendo apasionante con los retos que le plantea el día a día.En los 31 años que tiene en el cargo, han sido tantos los momentos significativos que ha vivido en el Montessori, que para ella es difícil elegir uno. Se le viene de primero a la mente la composición del himno del colegio, en 1991, para lo cual contó con la ayuda de la rectora en esa época del San José de Las Vegas, Mary Luz González -fallecida en 2003-.
Licenciada en educación de la U. de A., madre de Luisa Fernanda, Carmela y Janet, no hay un día, dice, en que no se levante con ánimos de hacer cosas nuevas en el colegio que ha liderado por el camino de ser uno de los mejores -puesto 15 en el país y el primero de Antioquia, según Sapiens Research, y primer puesto en las más recientes pruebas Saber, del primer semestre de 2017-.
Extraña, y mucho, su etapa como docente. Le ocurre cuando entra a un aula y recuerda por qué se formó como educadora, una labor “posibilitadora”, dice, que genera cambios sociales.
Para Myriam, la educación es un acto de amor que implica la humanización de la persona; de allí que aunque provenía de la vida universitaria, en el colegio es donde pudo expresar su deseo de soportar las bases formativas en un contexto humano, cimentado en valores que marcan la diferencia en el actuar de un individuo.
Cree que en la actualidad a niños y jóvenes hay que educarlos para que tengan mayor resiliencia, que afronten sus miedos con sus “las fortalezas internas”. Todo parte desde el corazón de la familia, dice.
“Niños y jóvenes hoy siguen necesitando del acompañamiento de docentes y parientes, siempre con una claridad formativa y normativa para que ejerzan sus libertades con responsabilidad”.
Hoy está al frente de un proyecto histórico: la apertura de la sede en Oriente. Hace dos semanas iniciaron con 70 alumnos en cinco grupos de preescolar. Las clases las dictan en aulas provisionales mientras la edificación quedará lista para noviembre.
Es una fortuna, dice, tener la oportunidad de dar este paso tan importante, uno más de los muchos que quiere seguir forjando hasta que su etapa concluya. Algo para lo que, cierra, aún no tiene fecha.