¿Dependerá el futuro de los niños de cómo nos alimentamos?

Diseñar momentos sin prisa en la mesa enaltece la importancia del alimento.

Hoy en el mundo se espera la primera generación de niños que, se cree, vivirán menos que sus padres y con la mitad de Colombia obesa, nuestros problemas de malnutrición ya no son solo por falta de alimentos: ahora se les suman los malos hábitos, la desinformación y el poder del mercadeo. La malnutrición en Colombia y en América Latina tiene un nuevo problema: faltan micronutrientes y conciencia.

Con el proyecto Cocina Intuitiva hemos trabajado en pro de la conciencia alimentaria para generar bienestar y sentido de pertenencia. Con expertos en medicina funcional, padres de familia y algunos preescolares, nos pusimos en la tarea de co-crear una solución.

Desarrollamos un Programa de Transformación Alimentaria que busca asegurar la correcta nutrición y desarrollar habilidades socioemocionales utilizando el alimento como hilo conductor y motor pedagógico.

No se trata solo de diseñar un plan alimentario basado en las recomendaciones de la OMS y expertos, sino también involucrar a los niños, incluyendo sembrar, abonar, cuidar, cosechar, cocinar, y servir.

En nuestros primeros ensayos con alrededor de 150 niños entre los 2-4 años de edad, nos dimos cuenta de que no es suficiente con tener menús saludables, pues ante estos nuevos sabores y aromas, la aceptación toma tiempo.

Para competirles a los paquetes con juguetes de plástico, empaques brillantes y sabores redulces, necesitábamos otra estrategia. Es necesario involucrar a los niños para que generen vínculos mas allá del sabor y la apariencia.

Pensar en el alimento como experiencia es el primer paso que podemos dar desde casa:

  • La reciprocidad es fundamental. Si en la casa comemos paquetes y gaseosas, ellos también querrán comer paquetes y gaseosas. Es clave que en nosotros comience el cambio. Desde el ejemplo ellos más aprenden.
  • Sin prisa. Diseñar momentos sin prisa donde podamos preparar alimentos, servirlos, comerlos y conversar en familia da un nuevo significado al comer.
  • Reencontrarnos con la cocina. Rescatar la cocina en familia es vital, nos empodera y estrecha la relación que tenemos con el alimento.
  • Provocar es clave. Los niños responden a estímulos y sugerirles interactuar con los alimentos es importante. Por ejemplo, jugar a ordenar trozos de fruta en sus colores respectivos los invita a crear su propio diseño comestible.
  • Contar historias. Debemos ser creativos y llamar a las cosas con nombres interesantes para activar su imaginación. Un agua de canela y anís estrellado no la llamamos agua de anís y canela: es Agua de Hadas.

    Adicional al diseño de alimentos correctos, estos son algunos de los conceptos que encontramos, pero es mucho más que esto. Para transformar la relación que tienen los niños con el alimento se requiere un esfuerzo colectivo de padres, abuelos, profesores, amigos y empresas. Sabemos que es posible combatir esta epidemia alimentaria y reconciliarnos con lo que comemos.

    Si deseas conocer mas acerca del programa de transformación alimentaria, contáctanos en www.cocinaintuitiva.co.

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