Hace más de 10 años fui a visitar a una prima que estaba viviendo en Boston. Un día mientras estábamos caminando por las calles de esa hermosa ciudad nos sentamos en una banquita y un sueño nació en mi corazón: vivir en un apartamento en un rascacielos en el centro de una gran ciudad. En esa época me acababa de graduar de bachillerato y ese sueño era muy lejano. Como estudiantes, nuestro presupuesto era bastante limitado y yo no conocía a ninguna persona que viviera en un apartamento así. Guardé ese sueño en mi corazón, sin olvidarlo, siguiendo los pasos para alcanzarlo.
En los últimos días he estado trabajando para cumplir otro sueño que tengo hace varios años y que hoy parece tan lejano como el que tuve ese día caminando por las calles de Boston. Tener sueños grandes se siente emocionante y muy asustador. Nuestra cabeza se llena de dudas… ¿Será que sí es posible? ¿Seré que yo sí tengo lo que se necesita para lograrlo? Encontramos excusas… “tal vez no sea el momento adecuado.” “No tengo dinero suficiente o tiempo suficiente”. Vemos evidencia de porqué no hacerlo y nos encontramos con personas que nos dicen que no es posible o que estamos locos. Así me he sentido por estos días y la verdad es que a veces esas sensaciones no son tan placenteras.
Hace unos días salí a trotar y de repente me acordé de ese momento en Boston, sentada en esa banquita con mi prima, y sonreí porque ese sueño lo hice realidad. Hoy en día vivo en la mitad de una de las ciudades más hermosas, en un rascacielos con una vista increíble. Sonreí porque me empecé a acordar de todos los sueños que he tenido en mi vida que han parecido imposibles, y que con el tiempo los he logrado. Sonreí porque me acordé de uno de los principios más importantes para alcanzar metas que parecen imposibles: crear certeza dentro de nosotros mismos.
La certeza es un estado físico, emocional y mental, en el que sabemos con absoluta seguridad que o encontramos el camino o creamos el camino para lograr lo deseado. En este estado todo lo que parece imposible e inclusive lo que parece una locura puede ser creado. Estamos dispuestos a hacer lo que se requiera, sabemos que la vida cambia en un instante y que las oportunidades aparecen o nosotros las podemos crear. Sabemos que nacimos para cumplir este sueño. Esta certeza no viene de afuera, viene de adentro de nosotros mismos. Es una decisión que tomamos. La certeza aparece el día que decidimos no creer en las excusas y nos enfocamos en lo que tenemos que hacer hoy, un paso a la vez, persistiendo y nunca desistiendo. La certeza está disponible para todos y si revisas tu vida es muy probable que encuentres ejemplos de cuando has tenido la certeza para crear algo y lo has logrado. No importa el sueño que tengas, empieza por crear certeza dentro de ti.
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