¡Orden! Y creatividad

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Es tiempo de guardarse, de cuidarse, de quererse y de crear. Que mejor que la malicia o más poderosa que la indiferencia, sea la creatividad positiva.

Dos hombres conversaban y bebían en una tienda de esquina, justo este lunes, en plenos días de invitación a quedarse en casa, hacia las 3 p.m. Brindaban, despreocupados, indiferentes ante el llamado colectivo a cuidarse y a proteger a los demás, y ni la marca de cerveza mexicana que tenían en la mesa, todo un prefijo, les sirvió para recordar el nombre de la pandemia.

Nada: ya iban en la tercera ronda y ningún temor los acosó. ¡Orden, por favor!
¡Orden! Como el que debieron tener aquel que insinuó que quería hacer un chiste de estornudos con el metro de Medellín en hora pico; los que salieron a discotecas para celebrar el distante St. Patrick; aquellos que rellenaron botellas con gomina, las vendieron como antibacterial y cobraron como si fuera oro. ¡Orden!, que se les pide a los que, presos de las compras de pánico y del temor a “perderse algo”, han elevado el consumo de papel higiénico en un 26 %.

Se ha divulgado la información que indica que hay virus más graves que el covid-19 y eso ha motivado que la ciudadanía haya tomado más tiempo de la cuenta para cuidarse. Ante riesgos de la salud o de perder la vida, no hay escalafones.

Y, en otras fronteras, ni decir ¡orden! En EE.UU. se agitó la venta de armas de fuego (sí, para dispararles a los demás): creció 68 % en once días por temor a que la emergencia desate descontrol social.

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Miedo, indiferencia, ganas de bromear y rumbear, necesidad de no parar y producir, confianza en la fe como el mayor antivirus… cada uno habrá tenido su motivo para toda esta pandemia de insensatez; sin embargo, el covid-19 con su impacto en la salud, desde fiebre hasta choque séptico y neumonía, no es un problema de efectos individuales y cada uno es responsable del bienestar propio y de los demás.

Al ritmo que van los casos de infección y los de fallecimientos, dar una cifra es perder actualidad en asunto de minutos. Ese puede ser el mejor indicador de la gravedad de la coyuntura y el mejor detonante no solo de una necesidad más rigurosa de orden social sino de innovación extrema. Mejor que la malicia en trampas y chistes o más poderosa que la indiferencia, que sea la creatividad. El teletrabajo que mantenga activas las empresas y sepa encajar en la vida familiar; consultas médicas sobre otras dolencias y jurídicas y académicas ofrecidas vía internet; restaurantes que mueven sus cocinas por gracia de los domicilios; un cocinero como @thechefisback y su buen plan (“si los italianos cantan desde sus balcones, nosotros cocinaremos juntos desde el celular”); el profe que con el gimnasio cerrado se instaló en la plazoleta central de la urbanización y los puso a todos desde sus balcones en modo sentadillas y flexiones… hay mucho por hacer, porque es tiempo de guardarse, pero sobre todo de cuidarse, de quererse y de crear.

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