| Veamos por qué: Eliminan los peces enfermos y débiles dejando a los más aptos para reproducirse. Controlan otros carnívoros; con ello impiden que se reproduzca el número de peces que se alimentan de algas y mantienen sanos a los arrecifes de coral. Su disminución podría destruir ancestrales jerarquías alimentarias y a la larga, acabar con los arrecifes. El valor de los ingresos por turismo durante la vida útil de un solo tiburón alcanza los 200 mil dólares. Cuba, las Bahamas, Australia, Sudáfrica, California entre otros, son lugares donde se ofrece bucear con tiburones. Pese a su importancia como predadores situados en la cúspide la cadena alimenticia, tienen en sus aletas a su peor enemigo porque convertidas en insípidas titas de cartílago, constituyen el costoso ingrediente fundamental de la sopa de aleta de tiburón. Cada año se masacran más de 73 millones de tiburones para obtenerlas. Se cortan estando el animal vivo y luego se lanza al mar para que muera de hambre, se ahogue o sea devorado. Si a esto se agregan las capturas planificadas para el consumo de su carne, la cifra de muertes puede alcanzar los 100 millones. Científicos y ecologistas advierten que, de no emplear acciones enérgicas de protección, podrían agotarse diversas poblaciones de tiburones en un decenio. Gobiernos, fundaciones y entidades ambientales realizan desde hace poco una campaña a escala mundial para proteger a los escualos. Se le está dando un mayor valor a un tiburón vivo que a uno muerto. | |