Esta administración ha liderado con convicción proyectos de recuperación en Junín, parque Bolívar, La Playa o Bolívar, que combinan aportes públicos y privados.
Las historias de urbanismo exitosas son aquellas en las que se toma una zona de la ciudad y se reinventa completamente. Zonas por lo general deprimidas, quizá con mucha historia, pero venidas a menos en décadas recientes. Y de las que ha migrado buena parte de la población en busca de prados más verdes.
Después de la intervención -pero solo si queda bien hecha- la zona vuelve a la vida. Regresa la percepción de seguridad y poco a poco se va repoblando. Regresan las familias, las empresas, los restaurantes, cafés, galerías de arte, la vida nocturna. Vuelven las ganas de estar, de vivir y de invertir allí.
El Centro de Medellín experimentó un descenso pronunciado en todos sus indicadores a partir de la década de los 70. Se volvió difícil para trabajar y peor aun para vivir. Ni se diga para criar una familia. Muchos jóvenes ni lo conocen.
Lo mismo le ocurrió al barrio Prado, un tesoro patrimonial repleto de joyas arquitectónicas de primeras décadas del siglo XX.
Por eso es tan importante para Medellín y todos sus habitantes -incluso los de El Poblado, sí- lo que se ha venido haciendo el Centro y en Prado: planes que buscan revertir la decadencia y recuperar la calidad de vida y convertirlos en nuevos focos de crecimiento e inversión.
En el Centro de Medellín esta administración ha liderado con convicción -y con gran solidez institucional- proyectos de recuperación en Junín, parque Bolívar, La Playa, Bolívar, etcétera, que combinan de manera creativa los aportes públicos con los de habitantes y comerciantes de las zonas.
Quizá el más ambicioso e interesante sea el Plan de Gestión Integral de Prado, cuya primera etapa es la recuperación total de la carrera 50 (Palacé) entre calles 58 y 67: fachadas renovadas, antejardines y andenes amplios y caminables, paisajismo… Incluso un gran parque al final del trayecto.
Y la iluminación nocturna, enfocada en las casas más que en la vía vehicular. Para que sea todo un programa ir a caminar de noche por Prado, como hacían nuestros abuelos.
También hay un plan muy ambicioso y avanzado en la plazuela San Ignacio y sus alrededores con vinculación profunda y generosa de la empresa privada. Ejemplo de cómo compañías exitosas devuelven a la ciudad que las vio nacer y crecer.
En pocas palabras: considere invertir en el Centro y en Prado. Busque una buena propiedad, remodélela y monte un café. O arriéndela a una galería de arte.
Porque en Medellín los barrios del pasado pronto serán los barrios del futuro. Allí vivieron nuestros padres y abuelos. Y muy probablemente también lo harán nuestros hijos y nietos.