Dentro del negocio de las exportaciones agrícolas también hay algunas historias fuera de Medellín: gente que busca un lugar para los productos colombianos en otras geografías. Una historia de café, en el Lejano Oriente.
Hay historias con finales impredecibles, como la de Marcela Martínez, una mujer que, sin buscarlo, cambió su casa en El Poblado por una en Corea del Sur. Con una sonrisa que se siente a través del teléfono y en una conversación con catorce horas de diferencia, cuenta que después de estudiar Ingeniería de Producción en Eafit, llegó a Inglaterra a estudiar inglés. Allí se enamoró de un estudiante nacido en Corea que le propuso matrimonio después de tres meses. Su historia en ese país empezó hace 23 años, y después de dos décadas y episodios variados, ya se siente “más de allá que de aquí”.
1.84 % ocuparon las exportaciones a Corea, en la economía de Colombia, en el 2020.
Inicialmente vivió en Kumsan y posteriormente se mudó a Seúl, ciudad donde vive actualmente, y donde existe Cafeliz, la marca de café que administra y en la que ya trabaja junto a un grupo de personas que empieza cada día con la misión de llevar el café colombiano hasta las casas y trabajos de los coreanos quienes lo reciben con satisfacción.
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Constantemente recibe café colombiano, verde en sacos, y allí realiza el proceso de tueste y de comercialización. También recibe café procesado que se encarga de distribuir.
Cuenta que después de varios años y un trabajo constante en el que se juega la credibilidad a diario, cuenta con clientes permanentes, y se trata de un producto demandado: “A la gente de aquí le encanta el aroma, y esa es una de las razones principales por las que somos buscados”.
Cafeliz, tan elegante como Liz Taylor
Explica que el nombre de su marca surgió en una oportunidad en la que vio a la actriz Lyz Taylor y en ese momento decidió ponerle a su marca una parte de su nombre. “Muchas de las personas creen que incluimos la palabra feliz en el nombre, pero no se trata de esto. Por esto, les explico, cada vez que puedo, las razones detrás del nombre”.
Entre los aspectos que le han permitido mantenerse y además destacarse, menciona el conocimiento de la cultura local: para hacer negocios aquí es importante tener presente la expresión “pali – pali” que significa para ya, con rapidez. Por esta razón, suele explicar a sus clientes los procesos y la razón de ciertas esperas. Además de café, ya importa otros productos: panela, chocolate, jugos, galletas y azúcar orgánica. Dice tener una buena relación con Colcafé y trabajar con socios comerciales en Chile. También le gustaría compartir su conocimiento con otros comerciantes colombianos interesados en llegar a Seúl, y, ojalá, hacer alianzas nuevas.