Análisis de especialistas sobre cómo desde casa podemos evitar el desperdicio de comida. No todas las causas tienen relación con grandes conglomerados; en la decisión de compra también hay un punto de partida.
Por Vivir en El Poblado / [email protected]
No carecían de razón las mamás cuando, en la mesa, reprochaban la cantidad de sobras que quedaban en los platos. Como mecanismo para procurar una correcta alimentación y, tal vez, como forma de crear consciencia, señalaban que comida que se perdía, era comida que los más necesitados pudieron haber aprovechado. Y no carecían de razón porque había y hay hambre. Y hay desperdicio. Por supuesto, no solo en casa, también en la industria de la restauración, de los supermercados, de la producción.
Cuatro analistas desde la academia ponen este fenómeno con los pies en la tierra y nos aportan formas de contribución. Las pequeñas escalas, en suma, pueden aportar al cambio.