Cuatro establecimientos, entre bares y discotecas, hacen parte de la también llamada “movida gay” en El Poblado, con vistosas propuestas, abiertas e incluyentes.
Hace 20 años, el bar Donde aquellos nació como otra licorera en el marco del parque Lleras. Eran tiempos de una rumba condensada -en más de un sentido-; no tan dispersa por todo lo que llamamos Poblado centro (Manila, Astorga, los parques, Provenza, en fin).
“No había negocios gay por aquí y no empezó como tal. Las administradoras eran muy lindas, amables, eso fue atrayendo homosexuales; ahora es un referente, el más viejo en la comuna 14”, explicó Juan Pablo Gómez, empresario de la rumba rosa y socio de una suerte de ‘holding’ que reúne tres de los cuatro establecimientos dedicados a esta movida en El Poblado, incluyendo al mencionado bar.
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De dicha alianza hacen parte también el bar Chiquita (en Vía Primavera) y la discoteca Oráculo (Provenza). El panorama lo complementa, de manera independiente, la discoteca Querida, cerca al parque de El Poblado y propiedad de César Vélez.
“Los únicos que se autoexcluyen son quienes no pueden ver dos personas expresándose cariño”.
A diferencia de Donde aquellos, el resto apenas supera los 4 años de vigencia; todos negocios sobrevivientes a la pandemia, lo que no es poco mérito. “Cuando se satisface una necesidad, con una propuesta visual y artística de gran nivel, se tienen muchas posibilidades de permanecer”, agregó Gómez.
50
cámaras de seguridad, de alta definición, operan en la discoteca Oráculo.
4:00 a.m.
A esta hora cierran las discotecas Querida y Oráculo, dentro del programa Medellín convive la noche.
Son los establecimientos que hoy están, pero no son los únicos abiertos en los últimos años. “Existía otra discoteca por la 10A, entre 38 y 37 creo, que se llamaba Zero. Tuvieron que cerrar. Nosotros, por ejemplo, éramos primero el bar Payasa, allá en el Lleras; ahora estamos aquí, como Querida”, recordó Vélez.
Los bares abren todos los días desde temprano en la tarde y cierran a eso de las dos de la mañana. Las discotecas, en cambio, funcionan de jueves a sábado (domingo, si el lunes es festivo), de 9 o 10 de noche hasta las 4:00 a.m., un horario anhelado por muchos negocios y que aseguran se han sabido ganar.
Vélez y Gómez coinciden en hacer parte activa del programa Medellín convive la noche, de la administración municipal, el cual vigila el cumplimiento de buenas prácticas por parte de estos comercios (ruido, seguridad, no menores, etc.). Dependiendo de ese compartimiento, se definen extensiones de horarios, entre otras condiciones de operación.
“No entendemos otra manera de trabajar que hacer las cosas bien. En Feria de Flores nos dejaron hasta las 6:00 a.m.”, dijo Juan Pablo, añadiendo que estos establecimientos acogen a quien quiera entrar, “pero sabemos que no cualquiera está preparado para entender y disfrutar de una rumba distinta, tolerante. Estamos felices y seguiremos invirtiendo para ser mejores”
Diferentes, divertidos y seguros
Por ser espacios tolerantes, con atmósferas y estéticas eclécticas, estos negocios son igualmente atractivos para otros públicos. Por ejemplo, Chiquita es un bar muy solicitado para despedidas de solteras. “Aquí las chicas se divierten tranquilas, sin sentirse acosadas”.