Babel
Jaime Franco sabe que las obras de arte son puntos de cruce donde confluyen muchos caminos y que por medio de ellas descubrimos que la realidad no se nos revela en una historia única
La obra de Jaime Franco (Cali, 1963) mantiene profundas relaciones con la historia del arte y de la cultura, que se traducen en un incremento de la carga de sentido de la obra.
“Babel” es una pintura al óleo sobre lienzo, de 152 por 112 centímetros, realizada por Jaime Franco en 2006, que hace una referencia directa a “La torre de Babel”, quizá la obra más conocida de Pieter Brueghel, un pintor holandés del siglo 16.
No se trata, por supuesto de una reproducción minuciosa de aquella vieja pintura sino, más bien del análisis de su esqueleto fundamental, como si Jaime Franco hubiera eliminado de golpe todos los detalles circunstanciales para quedarse sólo con la estructura básica de la gran torre en espiral; o, quizá mejor, como si hubiera imaginado el proceso de los dibujos a partir de los cuales Brueghel pensó su obra. Porque, además, es claro que el holandés inventa una arquitectura sumamente compleja que procura desarrollar de manera convincente y, por ello, Jaime Franco parece sintetizar sobre un solo plano varias visuales de la misma estructura. Y, en ese sentido, analizar la realidad nos lleva a descubrir su complejidad, y acaba pareciendo que los procesos de aclarar y de confundir se identifican en esta Babel.
Pero la referencia a la obra del artista antiguo no significa sólo que se utilicen unas formas o estructuras más o menos reconocibles; lo que existe, en efecto, es una apropiación de su significado, que no se limita a lo que Brueghel pensó en el momento de pintarla sino que incluye lo que a lo largo de los siglos hemos visto y comprendido a partir de ella. Y esa historia es particularmente rica en este caso; para percibirlo, basta recordar las referencias frecuentes a la torre de Brueghel que aparecen en el cine, en la literatura y en las manifestaciones de la cultura popular. Jaime Franco sabe que las obras de arte son puntos de cruce donde confluyen muchos caminos y que por medio de ellas descubrimos que la realidad no se nos revela en una historia única sino que se vislumbra apenas a través de múltiples historias enlazadas. Por eso mismo, la obra de Jaime Franco no habla del pasado sino que nos hace sentir, de manera inmediata, que se refiere a nuestra realidad presente.
El mito de la construcción de la torre de Babel, por medio de la cual los hombres buscan quedar a salvo de un nuevo diluvio, puede interpretarse como el desarrollo de la ciudad y de la cultura urbana que protegen al hombre de las fuerzas naturales. Pero, al mismo tiempo, el mito está relacionado con la confusión de las lenguas, es decir, con puntos de vista divergentes que si no se ponen al servicio del bien común, que es la construcción de la ciudad, conducen a su destrucción.
Es una realidad en la que estamos todos implicados, lo que se manifiesta en la obra de Jaime Franco por la saturación del espacio de la pintura, llena por el esqueleto de la torre, que no permite el distanciamiento de la contemplación. “Babel” es la ciudad actual, en la que estamos inmersos, con su potencial de desarrollo, pero también con el peligro siempre inminente del fracaso y la ruina.
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La Galería de La Oficina, en la calle 10, presenta la exposición de fotografías “Paisajes ilustrados”, de Camilo Echavarría. Gracias a un refinado proceso fotográfico que desaparece tras la convicción que se nos impone de que nos encontramos frente a la realidad más directa, estas obras replantean la vigencia del paisaje como problema del arte y del conocimiento. Una experiencia fascinante, de profunda emoción estética.