Antorchas de libertad

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Al relacionista público Edward Bernays se le atribuye la creación de la idea que señalaba que una mujer libre era una mujer fumadora.

 

Suelen ir la publicidad y el mercadeo detrás de los fenómenos contemporáneos alimentándolos, aunque también sacando de ello cierto partido. Asunto que no es ni bueno ni malo, y ciertamente sería miope desconocer que muy a menudo ayudan. Basta darse cuenta de lo que acaban de hacer cientos de marcas que incluyeron en sus logos y emblemas los colores de la bandera LGTBI. Fue un ejercicio masivo de empatía, sin duda.

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Pero también una estrategia comercial. La publicidad tabacalera durante la década del treinta sirve como ejemplo histórico: Edward Bernays, un relacionista público muy sagaz, tomó las ideas de emancipación femeninas que en el despunte del siglo XX empezaban a ser populares, y consiguió emparentarlas con la marca de cigarrillos para la cual trabajaba, creando así la imagen –y la idea– que una mujer libre era una mujer fumadora. Cada cigarrillo lo vendía como una antorcha de libertad, que fue el lema que usó. Las ventas, desde luego, se dispararon.

Entonces las tabacaleras de todo el mundo usaron la misma estrategia y de ese modo en Colombia también aparecieron las fumadoras en los avisos, bellas siempre, también modernas, acompañadas por subtextos de libertad e independencia, paradójicamente creados por la misma figura de poder de la que pretendían escapar.

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