“Hay tres tipos de mentiras: mentiras, malditas mentiras y estadísticas”.
Autor desconocido
Luego de seis meses de estar sufriendo en Colombia el embate sanitario, social y económico de la pandemia viral, el 16 de septiembre el departamento de Antioquia alcanzó el primer lugar en personas diagnosticadas como poseedoras del COVID-19: Antioquia 1.569, Bogotá 1.485, Valle 699.
Luego de varias semanas de estar presentando en Antioquia un promedio de 1.200 casos diarios, ese día tuvimos un aumento de 400 contagiados lo que llama la atención no tanto por el incremento de un 30 % sino por las repercusiones que ello tendrá en las siguientes semanas para la vida de estos antioqueños.
En Colombia, Antioquia y Medellín todas las personas venimos asistiendo con motivo de la “vuelta a la normalidad” a múltiples mensajes que nos invitan al optimismo sanitario y a mantenernos en el cumplimiento individual de las pautas de bioseguridad, al mismo tiempo que de manera contradictoria nos multiplican las ocasiones comerciales y los escenarios en los cuales podemos transgredir las normas de seguridad biológica.
Son varios los análisis y las cifras que los medios de comunicación repetidamente nos presentan, de cierta manera maquilladas, como ocasiones propicias para volver a la normalidad comercial, laboral, afectiva, deportiva y religiosa y que convendría analizar en detalle para advertir la falacia estadística que esconden.
La disminución del número de casos diarios de contagio que supuestamente se viene presentando en Colombia no es igual en las distintas regiones del país porque estamos en distintos momentos pandémicos y, además, porque esa merma de contagios nuevos en realidad guarda una estrecha relación con la disminución del número de pruebas que se están haciendo cada día.
El número de casos nuevos de una enfermedad depende no sólo de la cantidad de pacientes que están infectados sino también del número de pruebas de COVID-19 que se hacen para identificarlos, pudiéndose demostrar que las pruebas han disminuido en forma continua durante el último mes*.
La insistencia que nos hacen los medios de comunicación en que el número creciente de recuperados es el resultado del éxito de las medidas implementadas, pero en realidad depende más del simple paso de los diez o catorce días que las autoridades de salud determinaron que deben pasar para que automáticamente se adquiera la calidad de recuperado.
No existe ningún estudio científico que pruebe que existe normalidad orgánica de todas las personas que se hayan contagiado al cabo de ese tiempo ni tampoco se ha demostrado de manera cierta el tiempo exacto que pueden permanecer contagiosos aquellos enfermos que ya consideramos recuperados por el simple paso del tiempo.
También le puede interesar
Se nos viene insistiendo que en la segunda semana de septiembre hubo una disminución de 30 % en la tasa de mortalidad por COVID-19 en Colombia si se comparaba con la semana del 3 al 9 de agosto pasado, que había sido la semana con mayor tasa de mortalidad por la enfermedad. Pero olvidan decirnos que en la segunda semana de septiembre en Colombia tuvimos una tasa de letalidad de las más altas del mundo, en parte explicable por un importante subregistro de casos nuevos.
Dentro de la campaña que nos invita a reiniciar la vida “normal” se nos menciona tímidamente la posibilidad de que en Colombia y en Antioquia nos ocurra una segunda ola de contagios tal como está ocurriendo en Europa con la salida de personas a disfrutar de sus vacaciones de verano, no precisándonos que aquí en Medellín no podemos tener el peligro de una segunda ola de contagios por la sencilla razón de que aún no hemos terminado la primera.
Lo preocupante de los más de 1.500 casos de contagios por COVID-19 del 16 de septiembre en Antioquia es que si aplicamos las tasas de hospitalización y de desenlaces fatales que se han visto en Colombia y en otros países del mundo, dentro de dos semanas, el 5 % de esas personas (75) necesitarán una cama de UCI y 2 % a 3% (30 a 45) morirán, y así, día tras día en similares porcentajes con los futuros nuevos contagiados.
Entonces la invitación a las personas sensatas es a trabajar por la recuperación económica y laboral de Antioquia y Medellín, pero absteniéndose de participar en fechas y lugares donde se anticipe que será imposible mantener las distancias y un cierto orden, bien sea por imprudencia propia o la alegría ajena y que así no contribuyamos a mantener este deshonroso primer lugar.
True *Consulting SAS Dr. Jaime Ordoñez
Por: Dr. Oscar Osío Uribe
Médico Esp. Medicina Interna, MSc Epidemiologia Clínica
Más opiniones en Voz del lector
- Que la protesta sea un derecho, no una barbarie
- EPM: La verdad para que no se repita la historia
- EPM: hoy la joya es la información
- Acrobacias aéreas: el caso Avianca
- Testimonio: El extraño y feliz regreso a casa
- Colombianos a la caza de inversiones inmobiliarias en EE.UU.