“Anda por ahí mucho HP”

Esos guantes blancos no eran del Pájaro Loco o de Bugs Bunny o de Tom sin Jerry… Eran del HP (honorable presidente), Gustavo Petro, quien blandía la llamada espada de Bolívar, el pasado 1º de mayo, ante un grupo de enardecidos manifestantes. De manera incendiaria, que es su preferida, subrayada además por el acostumbrado vocabulario mordaz -menos exquisito que el del HP (honorable político), Armando Benedetti, eso sí- y con el inconfundible talante del señor feudal que, a punta de verbo, divide y polariza a los siervos. Todo hace parte del gobierno del cambio, recordemos. Del cambio de funcionarios eficientes por complacientes; del disenso por el matoneo; de las ideas por los insultos; de las propuestas por las amenazas; del respeto por la ridiculización. De los cambios éticos por los estéticos…

Lea más columnas de Adriana Mejía aquí >>

Ese día, con los falsetes sostenidos gracias a la ausencia de la bolsa de pisco que le temblaba cuando se le agotaba el aire, lanzó las frases efectistas con las que pretende ocupar un escaño en los titulares de la historia. (“El que no quiera estas reformas es porque es un HP esclavista. No he dicho ninguna grosería, ojo. HP: honorario parlamentario, o periodista o político”). Porque, aparte de las adicciones clandestinas que el ex canciller Leyva Durán dice que le conoció y le tapó cuando partían un confite, tiene otras que no necesitan de epístolas para ser reveladas; saltan a la vista.

Adicción al micrófono, a las cámaras, a los aplausos, al arrullo de su propia voz. Adicción a su pasado guerrillero -militante antes que gobernante-, a su cuenta de X -sobre todo en horas del amanecer o de calentura- y al espejito, espejito, ¿quién es el más lindo del reino? (El sembrado de pelos en la coronilla, primero; el lifting facial, ahora; puede que la liposucción de abdomen, después; y vaya usted a saber de ahí para abajo con qué seguirá y cuándo). “Me gusta ser un poco vanidoso, que no me vea tan viejo. Es una venganza, a mi manera, suavecito. Salgo más joven que como entré”, dijo en el fragor de la tarima. Luego varió la versión y habló de una masa que pudo haber sido maléfica y no fue, tal vez para justificar las horas en las que el Estado estuvo acéfalo por cuenta de la anestesia general que requería la extracción de la HP (honorable papada) de marras.

Lea también: El plato frío de Leyva Durán

Adicción “al café” y “al amor” y a tener agendas privadas en horarios laborales y a irse por las ramas en los discursos expandiendo el “virus de la vida” por el universo y a los Ferragamo y al relog de marca y al Mirado #2 y así. Y, por sobre todo, adicción a sí mismo. Por y para él trabaja, lo demás le importa un HP (honorable pepino). De ahí que, según se comenta en ciertos corrillos, la distancia entre los dos – el HP (honorable Petro) y el HP (honorable petrista) Gustavo Bolívar – sea cada día más grande. De tu amor y de mi amor no está quedando nada, dizque se oye tararear entusado al de la coleta.

¿Para qué realities, si con el diario vivir nos basta y nos sobra?

ETCÉTERA: Y si él dice que “anda por ahí mucho HP”, hay que creerle; nadie conoce mejor su propio entorno. Y si dice que saldrá de la HP (honorable presidencia) hecho un Dorian Grey, también; su narcisismo no se deja opacar por sus ansias de vengarse a su manera, “suavecito”… ¿Suavecito como maneja el país?

Únase aquí a nuestro canal de WhatsApp y reciba toda la información de El Poblado y Medellín >>

- Publicidad -

Más contenido similar

- Publicidad -

Más noticias

- Publicidad -