Como resultado de lo anterior, se presenta un clamor ciudadano, que muchas veces tiene la razón, y otras critica por criticar, basados en hechos como este célebre “arboricidio”, donde se piensa en lo inmediato y lo concreto, y no en la planeación y sus resultados a mediano y largo plazo, de proyectos y obras civiles que, sin duda, como el Metroplús, traerán grandes beneficios sociales a la ciudad.
El problema no es que talen 50, 100, 200 árboles. La ciudadanía reclama el derecho a tener clara y suficiente ilustración acerca de los aspectos globales de las obras que se van a emprender, para preparase con conocimientos objetivos y razonables para opinar y participar. Ya el Alcalde se pronunció a este respecto en El Colombiano el 4 de marzo. Un poco tarde, pero lo reconoció y por ahí derecho quedó sentado el precedente.
El problema de fondo es la falta de una adecuada, eficaz y oportuna coordinación entre las entidades municipales que tienen a su cargo diferentes aspectos de la silvicultura de Medellín, en este caso, la Secretaría de Obras Públicas, encargada de las siembras y mantenimientos de árboles, y las Empresas Públicas de Medellín, comisionadas para las podas de árboles que afectan redes de servicios públicos. Capítulo especial corresponde al Área Metropolitana, que, como autoridad ambiental competente del Municipio, es responsable de expedir las licencias ambientales para estos proyectos en particular, vigilar el cumplimiento de todas las normas legales y establecer las medidas de corrección (obras o actividades dirigidas a recuperar, restaurar o reparar las condiciones del medio ambiente afectado) y/o compensación (obras o actividades dirigidas a resarcir y retribuir a las comunidades, regiones y localidades por los impactos negativos que no pueden ser evitados corregidos o satisfactoriamente mitigados) establecidas por el Ministerio del Medio Ambiente para estos casos.
Amanecerá y ¡veremos!
Por: Gloria Patricia Molina Villegas