Abel, el Rottweiler
El origen del que es descrito como una combinación de inteligencia, fuerza, flexibilidad y resistencia, “tan sólido como una roca”, no está bien documentado. Se dice que desciende del Boyero bávaro, otros hablan del Moloso de los romanos y hay quienes citan al Mastín italiano. Se sabe sí que unos criadores de Stuttgart, Alemania, salvaron la raza a finales de 1800, después de que estuviera en grave riesgo de extinción.
En la Edad Media estaba muy extendido en Rottweil, Alemania. Allí guardaba el ganado y lo conducía al mercado con gran destreza, aún más de regreso a casa llevaba el dinero obtenido en u ßn monedero que su dueño ataba a su cuello como protección contra los ladrones camineros. También se le conocía como “perro de carnicero”: casi todos lo tenían como mascota; incluso le remolcaban una pequeña carreta en la que llevaba domicilios por el pueblo. Además fue miembro del ejército alemán en la Primera Guerra y es perro policía en Austria.
“Pese a la fama que les crearon, no son fieras; todo depende de la crianza. Abel nos gusta por su carácter y porque es muy fiel y vive pendiente de nosotros. Yo lo adoro”, dicen de esta mascota, hijo de Félix en Sarita y de tres años de edad. El concepto coincide con el de muchos expertos del mundo canino: el Rottweiler es de temperamento fuerte, no se siente cómodo con los extraños y puede llegar a la ferocidad para defender su amo y su casa, sin embargo en términos generales será tan agresivo como su dueño se lo permita.
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