/ Juan Carlos Vélez Uribe
Después de visitar Colombiamoda, definitivamente llegamos a la conclusión de que no hay forma de destronar a Medellín como la capital de los textiles y las confecciones, no solamente de Colombia sino del vecindario.
Los resultados de Colombiamoda 2013 fueron altamente favorables: récord en ventas, 250 millones de dólares en expectativas de negocios; la promoción de nuestras empresas así como la vinculación de un gran número de firmas extranjeras, la catapulta como la feria más importante de las Américas.
Pero no debemos estar del todo satisfechos mientras en el sector textil/confección todavía existan nubarrones que amenacen su prosperidad en Antioquia.
Este es un sector que genera cerca de 120 mil empleos directos; por cada empleo directo se generan a su vez tres empleos indirectos, para un estimado de 500 mil personas que dependen de esta actividad económica en el departamento. Es por esta razón que se hace perentorio que los mandatarios, tanto el municipal como el departamental, la consideren como una actividad que por su dinámica en la generación de empleo, deba ser promocionada e incentivada muy especialmente ante las amenazas que se vislumbran en el horizonte.
A pesar de las decisiones tomadas por el gobierno, en las cuales se establecen unas salvaguardias importantes para fomentar sobre todo la producción de confecciones y calzado en el país, quedan indudablemente algunas tareas por desarrollar.
El contrabando sigue siendo la principal amenaza. Son 3.400 millones de dólares (cerca de 7 billones de pesos), por decir algo, casi las ventas del Éxito en un año, lo que se pierde por esta actividad ilícita en el sector de las confecciones, lo que lo pone en grave riesgo. Debido a ello es fundamental iniciar una serie de acciones decididas por parte del gobierno.
Le hemos propuesto al Fiscal General de la Nación, mediante una comunicación, la creación de un cuerpo élite para combatir el contrabando en sus distintas modalidades, toda vez que los resultados de la Dian y de la Polfa (Policía Fiscal Aduanera), realmente no son satisfactorios.
De igual manera se requieren acciones decididas para combatir el “remarquillado” y regresar al decreto 1299. Este fue el que permitió en el pasado hacer un control preciso de las empresas importadoras, y que al derogarse abrió la puerta para que cualquier persona importara confecciones, situación que a nuestro modo de ver ha generado también la posibilidad de que el contrabando técnico haya aumentado, a pesar de las salvaguardias.
El sector necesita una política decidida por parte de las grandes cadenas para darle prioridad a las confecciones nacionales frente a las extranjeras. Hay almacenes por departamentos que hoy en día, casi el ciento por ciento de las prendas que venden son importadas. Por último, proponemos que un porcentaje, que podría ser del 30 por ciento del vestuario que es comercializado en almacenes de cadena de marcas extranjeras, sea confeccionado en Colombia, tal como ocurre hoy en países como México.
Defender el sector textil-confección, es defender el futuro de esta región. No nos podemos dar el lujo de que a la vuelta de cinco años 500 mil antioqueños puedan perder su trabajo, porque, la verdad sea dicha, no tendremos como reemplazarlo.
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