/ Esteban Carlos Mejía
¿Se puede criar hijos en paz y sin culpa? ¿Para ser mamá hay que portarse como gerente? ¿Hoy en día quién educa a quién? ¿Los papás a los hijos o al revés? ¿Cuál es la clave para ser buenos papás? ¿Familias nuevas o antiguas? Preguntas curiosas, sin pies ni cabeza. Preguntas vitales, del corazón. La doctora Olga Elena Betancourt, con su cálida sonrisa, las respondió con paciencia, simpatía y conocimiento en el último conversatorio de Santafé y Vivir en El Poblado: Papás ocupados, sin culpa y en paz. Psicóloga de la Universidad San Buenaventura, desde 1980 se dedica a intervenciones terapéuticas con personas, parejas, familias y grupos. También trabaja en cultura organizacional y en visiones de futuro para la construcción de un mundo mejor.
Habló de cambios significativos e impactantes en las familias de hoy. Primero, las damas. “Hoy las mujeres ya no somos ‘media naranja’ de nadie”, dijo. “Somos naranjas enteras, dueñas de nosotras mismas.” Mujeres integrales, con fuerza y capacidad para expresar sus sentimientos, gustos, intereses, y saber decir no. De modo paralelo, han surgido hombres distintos, capaces de manifestar sin problemas su sensibilidad y su amor. “Hombres que se han dejado colonizar por el lado femenino de sus almas”. Esta conjunción de mujeres libres y varones no machistas se materializa en relaciones de camaradería entre los sexos: respeto, comprensión, ayuda mutua, erotismo, bienestar. Y en la aparición, cada vez más frecuente, de padres comprometidos con la felicidad de sus hijos. “Es una nueva ‘raza’ de familias, con niños cada vez más inteligentes, más éticos, sensibles y veraces. Hoy en día los hijos son maestros de sus padres, no sólo en tecnologías sino también, por ejemplo, en el manejo de la verdad y la conciencia”.
Con sabiduría práctica, extraída de su experiencia clínica, la doctora Betancourt se explayó sobre el tema. “Hoy vemos familias más incluyentes, con espacios para cada miembro de la pareja y para cada hijo, que permiten la individualidad y la diferencia. Es la familia de todos. Atrás quedó el viejo modelo patriarcal o matriarcal. Hoy se vive con heterogeneidad, centrados en la búsqueda de la realización propia”. Ahora bien, la contraparte de este mundo más o menos idílico es el tiempo limitado para compartir con los hijos e, incluso, con la pareja. “Es el síndrome de los papás ocupados, con culpa y sin paz por los escasos momentos de convivencia familiar”. Algunos, para librarse del fardo de la culpabilidad de la ausencia, saturan a sus hijos con actividades y bienestar material, pero no se ocupan de lo esencial: estar presentes en los momentos significativos de su formación y crecimiento.
“Entonces, ¿qué hacer?”, le pregunté, no sin cierta angustia. “Hacer las cosas bien”, respondió como si nada. “Priorizar, estar presentes, reconocer el privilegio de tener hijos-maestros, dar atención significativa”. Suena a perogrullada, pero para ser buenos papás hay que ser buenos papás. “Con palabras de magia, magia blanca, inspiradoras, tiernas, auténticas, se pueden moldear nuevas realidades y crear familias efectivas”.
*** El jueves 30 de mayo, de 6:30 a 8 pm, nuestro invitado será el director de cine y poeta Víctor Gaviria, cuya obra estremece por su originalidad, realismo y sinceridad. “Cine y otras historias”. En los conversatorios de Santafé se aprende y se goza. Allá nos vemos.
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