“Tomar, fabricar y diseñar”. Esa es la mentalidad que la llamada “economía circular” busca desplazar, al proponer entre sus preceptos un modelo económico “resiliente, diverso e inclusivo”, a través del cual se generen oportunidades para un crecimiento sostenible.
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Recientemente, en el marco de la XXII reunión anual del Foro de Ministros del Medioambiente, celebrado en Barbados, los representantes de la región de América Latina y el Caribe propusieron la creación de la Coalición de Economía Circular, con la finalidad de transitar hacia un sistema económico sostenible, lo que será asumido como parte del plan de recuperación postcovid.
Tan interesante iniciativa está siendo coordinada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). Será liderada por un comité ejecutivo, cuyo actual presidente, Carlos Correa, titular de la cartera de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, ha dicho que “es urgente construir una visión regional común sobre la economía circular”. Aseguró que la nueva iniciativa “ayudará a implementar prácticas concretas y medibles” para dar soporte al nuevo modelo.
Para hacer un poco de historia, recordaremos que la economía circular tuvo su origen en el año 2015 en Europa, como una respuesta a los principios de sustentación, desvinculando el crecimiento del consumo de materias y energías no renovables. Es decir, mostrando una nueva forma de crecer, con base en energías limpias y recursos renovables.
Es así como posteriormente la Comisión Europea adoptó la economía circular, en aras de dar impulso al empleo, incrementar el crecimiento económico, fomentar la inversión y comenzar a desarrollar una economía sin carbono, a fin de aumentar la eficiencia en el uso de los recursos.
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A través de la implementación de la “economía circular” nuestra región estaría entrando de lleno a un periodo en el cual se prevé el empleo de energías limpias, sin mayores desechos contaminantes, aplicando la propuesta básica de las tres “r”: reducir, reciclar, reutilizar.
Según los presentes en el foro, la pandemia ofrece a los gobiernos la oportunidad de diseñar y llevar a cabo programas que reviertan las tendencias actuales, al introducir cambios en los patrones de consumo y generar también nuevas formas de producción. Ello conllevará a un futuro más sostenible.
En América Latina, 50 % de los residuos sólidos son materia orgánica. De esa cantidad, 90% va a la basura directamente, no se recicla. De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, si se mejora la eficiencia y se alarga la vida útil de esos materiales en esta parte del mundo, podrían crearse cerca de cinco millones de nuevos empleos.
“Es tiempo de reconocer que los patrones de producción y consumo son la causa fundamental de la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación”, expresó Leo Heileman, director regional del Pnuma en América Latina y el Caribe.
¿Será entonces la economía circular la llamada a destronar a la economía lineal?
Por: Moris Beracha