El tema del pan hecho en casa da para hablar y escribir por mucho tiempo, por eso he decidido traer otra columna sobre lo mismo, y compartir una fórmula para hacer pan de campo.
Necesitará: 1 kilo de harina común, medio litro y un poco más de agua, 25 gramos de levadura en pasta u 8 gramos de levadura seca, 1 cucharadita de azúcar, 1 cucharadita de sal, 2 cucharadas de aceite de oliva.
Disuelva el azúcar en un pocillo de tinto con agua tibia, agregue la levadura y deje reposar unos 10 minutos hasta que la mezcla empiece a tomar vida; verá como empiezan a aparecer burbujas.
Distribuya la harina mezclada con la sal en la mesada (poyo) o en un recipiente grande, dele forma de volcán, hágale una especie de boca, deposite en ella la levadura disuelta y el aceite de oliva. Con la ayuda de una cuchara de madera o de un tenedor empiece a integrar el agua con esta mezcla, agregando poco a poco el resto del agua. Si al final está muy seca, agregue un poco más; por el contrario, si ve que está bien para empezar a amasarla, no agregue más.
Amase entre 10 y 15 minutos. Al final tendrá una masa suave, elástica y muy aireada, que al presionar con un dedo recobra rápidamente su forma; durante el amasado podrá agregar un poco de agua, si fuese requerido. Si dispone de un procesador de cocina o de una batidora con elemento para amasar, utilícelos para mezclar y amasar, siguiendo las instrucciones de cada equipo.
Engrase un recipiente, deposite la masa en él y tenga en cuenta que al final deberá tener el doble del volumen inicial; cúbralo con un trapo húmedo o con un plástico, dejándolo en un sitio tranquilo, bien ventilado y sin corriente de aire. En una hora, aproximadamente, el volumen se habrá duplicado y la superficie de la masa se habrá secado y empezado a resquebrajar.
Cuando esto ocurra, transfiera con cuidado la masa a la mesada, previamente enharinada, y apriétela con el puño para sacarle el aire. Engrase ligeramente dos recipientes de pan de libra, parta la masa a la mitad y con cuidado forme los panes, llevándolos a los moldes. Cúbralos con un trapo húmedo y póngalos a levar.
Mientras tanto, caliente el horno al máximo y ponga dentro un recipiente con agua para que haya humedad cuando se introduzcan los panes. Cuando estos hayan levado, su volumen se haya duplicado, su superficie esté tersa y cuando al presionarla suavemente se infle de nuevo muy rápido, se les hace un tajo longitudinal utilizando una cuchilla o un cuchillo afilado.
Se llevan al horno a una bandeja colocada en la mitad. A los 10 minutos se baja la temperatura a 200º centígrados (400º Fahrenheit), se retira el agua hirviendo, se hornean unos 35 minutos adicionales o hasta que al introducir un cuchillo salga seca su punta o al darle unos golpes en el fondo estos suenan como huecos; si es posible, durante los últimos 10 minutos prenda el fuego superior del horno para ayudar a su dorado.
Sáquelos del horno y déjelos enfriar un poco en una rejilla. Después está autorizado a comerlos directamente con mantequilla –también puede hacer tostadas– mermelada de moras y café con leche o te.
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Buenos Aires, noviembre de 2013.
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