Vecinos del Mall Verona, desesperados con el ruido y el desorden que se genera en algunos de sus locales, piden a las autoridades que hagan respetar el Nuevo Código Nacional de Policía.
Un no-hay-nada-que-hacer siempre será un llamado velado a la inacción y una estocada final a la esperanza.
Y, esa, es la respuesta que reciben muchos habitantes de El Poblado, de parte de las autoridades, cuando les piden ayuda para que vecinos desconsiderados le bajen a los decibeles.
En La voz del lector de este periódico (797), salió una nota enviada por Maritza Ángel, quejándose del ruido nocturno del Mall Verona. Y fue como si se hubiera abierto una llave de agua, las denuncias no han parado de llegar.
A mí me llegó una, remitida por “Desesperados con el Verona”. (Quien me contactó prefirió omitir su nombre para darle voz a este grupo naciente de afectados). Comparto con ustedes los párrafos más dicientes de la carta:
“Se quedó corta la señora. Las cantinas del Verona nos están haciendo las noches imposibles. Pero la respuesta a nuestras demandas, siempre es la misma: no hay nada qué hacer. ¿Cómo así? ¿Hay que ser una amenaza social o tener roscas con políticos, con la alcaldía o con las inspecciones, para que le paren bolas a uno? ¿O es que hay poderosos detrás de esos negocios? ¿Estamos condenados a que la juerga invada y violente nuestros hogares?
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“Por más intentos que hagamos, cada día la cosa está peor. De domingo a domingo, la música es a tal volumen que aún en la parte alta de la llamada Loma de las Santas, se oye atronadora (…..)
“Nos hemos comunicado con residentes del Edificio Verona, colindante con el Mall y están que se enloquecen. Sobre todo de impotencia. Cuando hay partido de fútbol o simplemente la parranda del diario, los carros les taponan la entrada y si los porteros les llaman la atención, los insultan. Y si acuden al 123 o al Cuadrante, les responden que no es una emergencia. (…..)
“Los responsables del Restaurante In China, buenos vecinos e igualmente perjudicados con la situación, nos contaron de los esfuerzos infructuosos que han realizado para que la actitud desafiante de esos establecimientos y de quienes los frecuenten, cambie. (…..)
“¿En dónde están las Secretarías de Movilidad y de Seguridad y Convivencia de Medellín?
“Es inadmisible que a pesar de los frecuentes pedidos de auxilio que hemos hecho los que vivimos alrededor de ese enclave de ruido y desorden, no para que lo cierren, sino para que al menos se someta a respetar el Nuevo Código Nacional de Policía, ninguna autoridad competente haya escuchado nada. Y eso que terminan la farra en las aceras e incluso tiran pólvora (…..)
“Sabemos que esas cuatro cantinas son las que se tienen que adaptar a funcionar en medio de muchísimas residencias, no al revés. Sin embargo, el bien común tiene sin cuidado a los que por Ley pueden hacer algo.
“Estamos desprotegidos, pero no desentendidos. Nos estamos organizando”.
ETCÉTERA: Alcalde Daniel Quintero, a su administración no se le puede pasar por alto lo que están padeciendo los “Desesperados con el Verona”, es Violencia. Pilas, antes de que un abuso puntual e identificado, se convierta en un problema de orden público.
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