Volvieron las guacamayas. De las jacarandas de Robledo, las palmas de Itagüí y de Sabaneta, a los cámbulos y tulipanes africanos de El Poblado y Envigado. Los vecinos no paran de admirarlas y de fotografiarlas, y conviene atender recomendaciones expertas para seguir disfrutando de ellas.
Van y vienen por las flores y los frutos de este tipo de árboles y ahora se hacen más visibles porque hay buen alimento en zonas como Los Balsos y Zúñiga.
Y no dejan de despertar la curiosidad de vecinos y de transeúntes. Hay quienes disfrutan verlas pasar, otros quieren saber más de ellas, entender cómo cuidarlas y estar bien preparados por si alguna llega de visita al balcón.
Para mantener el espectáculo que nos dan estos ruidosos, coloridos, y carismáticos, individuos, Ana María Castaño, exdirectora de la SAO (Sociedad Antioqueña de Ornitología), propone varios puntos.
“Lo primero es jamás intentar capturarlas. Es ilegal y no es justo con esta especie. Ellas se adaptaron a nuestro territorio, no son de aquí, y llegaron producto de la fauna ilegal. La idea es disfrutarlas y dejar que todos tengamos el privilegio de verlas”, indica Castaño.
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En segunda medida, para que tengan más lugares donde llegar, “promover la siembra de árboles. Que haya buena arborización. Hay más de 40 especies que se pueden sembrar en nuestra ciudad y que ellas consumen”, agrega la experta.
Lo tercero, reportar a entidades como el Área Metropolitana y la SAO las palmas en donde estén anidando las guacamayas, que usualmente están muertas. “Lo pueden reportar también en el grupo de Facebook especializado en estas aves, para evitar que se caigan y se pierdan las crías o para lograr una recuperación de polluelos”.
Ahora, si llegan a su hogar, no intente tocarlas, porque su pico está diseñado para cortar frutos muy gruesos de los bosques y podrían lastimarlo. “Se recomienda dejarles semillas de girasol o frutas. Eso no garantiza que nos visiten a diario, pero sí que tengan otra alternativa para alimentarse”, cierra la experta Ana María.