Alexis Romaña ya tendrá con quién hablar más seguido. Encontrará quién le responda un saludo, un buenos días, o le proponga una tertulia política o deportiva. La soledad que lo acompañó en la portería # 1 de Eafit, por casi cinco meses, llega a su fin con la reapertura gradual de la universidad.
Se trata del regreso a clases de 500 estudiantes y 50 docentes, que de manera voluntaria y con las respectivas medidas de bioseguridad, tomarán clases con enfoque práctico desde este 24 de agosto, en salones adecuados con todos los requisitos, en el marco de una prueba piloto de retorno responsable y seguro.
“Los días se hacían eternos y todo este tiempo se hizo raro, nostálgico, es que esto tiene mucha vida. Acá se ve mucha gente, y por eso sentíamos una gran soledad. Los primeros días fueron complejos, menos mal fueron volviendo otros compañeros, personal de mantenimiento, empleados de otras áreas y ahora los estudiantes”, dice el vigilante Romaña.
Y entre esos estudiantes hay dos grupos: los que cursan una maestría y vienen recibiendo clases semanas atrás. Un número reducido e imperceptible que no se hacía sentir en el campus, pero que aguardaba por sus compañeros de pregrado, los que ahora llaman “nuevos” y empiezan a partir de este periodo.
“Me alegra que se hagan esfuerzos por volver a la normalidad, creo que esto va mucho en nosotros y en cómo nos cuidemos”, expresa Erick Giraldo, estudiante de maestría de Ingeniería, mientras que su compañero Santiago Bernal, comenta: “Me da un poco de miedo volver a ver gente cerca, pero veo que la universidad está haciendo las cosas con responsabilidad y eso tranquiliza un poco”.
Los que tenían inicio de clase el día de hoy, los del programa piloto, se presentaron más temprano de lo normal. Les avisaron con anticipación que debían pasar por varios chequeos de bioseguridad que tomaban un tiempo. Y lo otro es que no se aguantaban estar más días en casa.
Lea también:
- Este es el calendario de reaperturas del comercio en Medellín y el Aburrá
- Alcaldes del Aburrá presentan plan de reactivación económica
“Estoy feliz por cambiar de ambiente, de retomar un poco la vida normal. Mis padres me recomendaron que me cuidara bastante y acá estoy. Creo que la presencialidad en este módulo de soldadura es fundamental, porque veo imposible una clase virtual de estas”, indica Samuel Florez Gómez, estudiante de tercer semestre de ingeniería de producción.
Andrés Duque, de segundo semestre de Ingeniería Civil, cuenta que sus sensaciones al volver a la universidad “son de mucha tranquilidad, por todos los esfuerzos que ha realizado Eafit”. Respecto a las dudas que puedan generar los cuidados que hacen sus compañeros, también se ve tranquilo: “Todos pasamos por el mismo filtro y chequeos para poder entrar. Si todos llegamos hasta acá, es porque estamos bien”.
En otro lado de esta sede, también hubo movimiento. En la Facultad de Comunicación Social, Alejandro González Ochoa, docente de lenguaje sonoro y producción radiofónica, estaba muy contento por poder preparar clase, pero de las presenciales.
Él dice que que si esta medida arroja buenos resultados, pasillos, canchas y tiendas volverán a tener vida: “La Universidad la compone su gente, su comunidad y espacios. Vamos por buen camino, creo que volveremos a estar como antes”, concluyó el maestro.