Instituciones privadas seguirán desde el ámbito digital hasta tanto el Gobierno nacional autorice el inicio de alternancia. ¿Cuáles son sus implicaciones?
Adaptarse a la nueva normalidad, como la catalogan muchos, es una de las principales preocupaciones de padres de familia con hijos en edad escolar.
María Emilia Bonilla es la mamá de Manuela. Ella tiene nueve años y está en cuarto grado en el Colegio Gimnasio Pinares, institución que inició año escolar de calendario B el 10 de agosto.
Cuando la pandemia trastornó la cotidianidad de su familia, María Emilia y su esposo Ricardo se plantearon la posibilidad de cancelar la matrícula de Manuela; al final decidieron que la desescolarización no era una alternativa.
La misma situación vivió María Bustamante con su hijo Santiago. Él tiene cinco años y está en transición en el Preescolar Semillitas del Futuro. Según María, el proceso de adaptación a la educación virtual fue complicada para toda la familia.
Asegura María que lo más preocupante es la parte psicológica de su hijo.
María Emilia y María tienen la misma intención de que sus hijos sigan conectándose con sus compañeros, amigos y profesores así sea desde la virtualidad. Les da cierto respiro.
Que sus hijos hagan parte del modelo de alternancia es una opción que también se desvaneció, máxime, cuando en Medellín las autoridades anunciaron desde el 5 de agosto que la ciudad había alcanzado el pico de la pandemia.
La academia
Juan Andrés Escobar Vélez, rector del Colegio Campestre La Colina y presidente de la Asociación de Educación Privada, Adecopria, le dijo a Vivir en El Poblado que “en estos más de cuatro meses ha sido necesario cambiar paradigmas y la manera en la que nos relacionamos”.
Según indicó el directivo, se han estado preparando con todo rigor para implementar los modelos de alternancia.
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Por ahora es la única opción posible. Y en ello concuerda el presbítero Osvaldo Cano Torres, presidente de la Federación Arquidiocesana de Colegios Católicos de Antioquia, Conaced, a la que pertenecen 152 instituciones de carácter privado en el departamento.
Algunas instituciones han corrido con menor suerte, como la Asociación Antioqueña de Educación Infantil, AAEI. Desde allí revelaron que el panorama de estas instituciones que reciben a niños hasta los seis años de edad no es tan alentador, puesto que la deserción en educación preescolar de carácter privado sobrepasó el 60 % durante la pandemia.
Una encuesta que promovió la AAEI desde el 5 de julio y hasta el día 15 del mismo mes, dejó en evidencia que el 45.7 % de los preescolares de carácter privado está pensando en el cierre definitivo de su institución.
La adaptación
Vivir en El Poblado consultó con el psicólogo Juan Diego Tobón, profesor, conferenciante y psicoterapeuta, quien indicó que “en el contexto cultural nuestro la escuela es uno de los espacios de socialización primaria, es nuestro modelo social, ahí aprenden los niños otras reglas”.
En la escuela y el colegio, el niño reconoce diferencias, se afinan las habilidades motoras finas y las motoras gruesas, las capacidades de comunicación, de lenguaje, el juego, el disfrute, la construcción de trabajo en equipo, asegura Juan Diego Tobón.
Con los adolescentes, explica el profesional, ocurre más o menos lo mismo. “Ellos están renunciando a su vida y se rehúsan a creer y a entender que el último año de colegio lo deban hacer desde su casa, sin ver a sus compañeros”.
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Sean niños, adolescentes o adultos, más allá del tiempo y de la destinación de energía que impliquen sus actividades, está la sensación de desborde. Todo está junto, los jóvenes se estresan, los papás, el jefe, los pacientes, los clientes, es una cadena bastante compleja, no necesariamente fatídica y todo depende en gran parte de la forma en la que se asuman las situaciones.
¿Cómo funcionaría todo en alternancia?
Dentro de los lineamientos establecidos por el Gobierno nacional, cada institución, de acuerdo con su planta física y a la posibilidad de cumplir con los protocolos de bioseguridad, planteó un modelo de alternancia.
Una de las alternativas para el regreso con este modelo y que propuso Gimnasio Pinares, plantea ciclos de seis días, en los que las niñas se dividen en grupos. Cada grupo asistirá a clases presenciales cuatro días de ese ciclo en horario de la mañana y luego se quedará en casa dos días completos. Otras instituciones propusieron 15 días presenciales y 15 virtuales.
Con respecto a los servicios de alimentación, algunas instituciones indicaron que posiblemente lo ofrecerían tipo mediamañana. Las clases extracurriculares siguen en la virtualidad. Las rutas escolares, deberán acordarse con padres días y horarios de recogida y regreso de los menores. No obstante, todo está sujeto a la determinación del Gobierno nacional.