/ Carolina Zuleta
Cuando uno trabaja en la industria del desarrollo personal, el enfoque está en aprender cómo ser el mejor, cómo alcanzar su máximo potencial. Las personas contratan a un coach para que les ayude a ser la mejor versión de sí mismas, por lo tanto el coach debe entender cómo lograrlo. Pero, ¿qué significa alcanzar su máximo potencial?
Me considero una persona ambiciosa. Creo que me he exigido a tener sueños grandes, de esos que le producen a uno un nudo en el estómago. Y creo que por pensar de esa manera, me quedaba difícil entender cuando las personas a mi alrededor no tenían la misma ambición. Mientras yo quería viajar y trabajar en multinacionales en las principales ciudades del mundo, algunos de mis amigos querían encontrar un trabajo en su ciudad natal que les permitiera llevar una vida tranquila. Aunque respetaba sus decisiones me cuestionaba: ¿por qué no lanzarse a lo más grande?
Hace unos años decidí participar en una competencia de nuevos negocios. Hice un plan sobre la empresa de mis sueños: en internet, con unos cuatro o cinco empleados, que hiciera una diferencia en el mundo. Mi enfoque estaba en crear un negocio que pudiera disfrutar mientras marcaba cambios en la vida de mis clientes. Al presentar mi idea a los jueces, me criticaron por mi falta de ambición. Mientras mi empresa requería unos miles de dólares para empezar, las de mis compañeros requerían millones. De repente me encontré en el otro lado de la moneda. Yo era la que no quería un negocio multimillonario con cientos de empleados y oficinas alrededor del mundo. Yo quería algo chiquito que pudiera manejar desde mi casa. Al oír las criticas de los jueces me empecé a cuestionar sobre si había perdido mi “ambición”. Si ahora estaba jugando a ser “chiquita” y me estaba perdiendo de explotar todo mi potencial.
Pero la verdad es que cuando me empujaba a ser más ambiciosa, como los jueces me lo pedían, sentía que el mundo se me venía encima, no por el miedo a no ser capaz de hacerlo sino porque en mi corazón eso no era lo que yo soñaba. Para los jueces el nivel de ambición estaba medido en términos monetarios, mientras que yo lo estaba midiendo en términos de mi calidad de vida e impacto positivo en mis clientes. Esta experiencia me ayudó a entender mejor a aquellos amigos que a mis ojos estaban soñando en pequeño –su ambición no era pequeña, simplemente era diferente a la mía-.
Como coach creo que todos podemos construir la vida que queremos, pero lo importante es que sea la que nosotros soñamos y no lo que la sociedad nos dice que debemos soñar. Si tu sueño es ser como Richard Branson y tener cientos de empresas alrededor del mundo, ¡¡¡adelante, excelente!!! Si tu sueño es tener un barcito en la playa, ¡maravilloso! Haz que sea TU sueño y, lo más importante, dale el 100 por ciento de ti a ese sueño.
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