Hace poco tiempo hice un recorrido por el parque Lleras y Provenza y pude constatar el estado de abandono y tristeza de más de 70 locales que han cerrado sus instalaciones como consecuencia de la pandemia.
La mayoría de estos negocios quebró y lo más seguro es que no volverá a funcionar durante un tiempo indefinido. El parque Lleras es un icono de Medellín, un lugar de encuentro de todas las generaciones.
El parque con el tiempo se fue convirtiendo en un sitio que era visitado los fines de semana por turistas extranjeros que llegaban al lugar en busca de drogas. Allí también se daban cita los jíbaros, los proxenetas, los consumidores de drogas psicoactivas y, para rematar, en este parque se hacían los encuentros de menores de edad, que ofrecían sus atributos físicos y su juventud a cambio de un rato de diversión y mucho dinero, y las llamadas chicas “prepago”.
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Las quejas de los vecinos residentes del sector eran constantes, debido al alto ruido de los equipos de sonido que los trasnochaba y perturbaba su descanso en altas horas de la noche. Los residentes llamaban a la autoridad, pero como siempre, nunca estuvo presente en el lugar o llegaba y se retiraba al poco tiempo.
Esperamos que cuando se inicie el retorno y la apertura de los negocios en el parque Lleras y en Provenza, se establezcan reglas de seguridad por parte de las autoridades.
Por: César Cárdenas